El día estaba pesado como siempre, podía sentir las gotas de agua golpeando el techo y el bullicio de los prisioneros era casi lo mismo de todos las mañanas aunque no les ponía atención solamente tenía la necesidad de acostarme en la cama y leer un libro que me había traído el señor All Migth, no obstante, siempre va a ver algo que me saque de mi zona de confort; la verdad es una de las pocas veces deseo que pase, incluso si salgo de seguro no tendría la posibilidad de hacer algo por el simple hecho de que la gente se ponga como loca o alerta.
No debería de estar tan al tanto de la situación, además de lo ocurrido hace un año creo que lo más probable es que se hayan olvidado de mi. Desearía saber cómo se encuentra mi amigo Kacchan, se que tal vez se esté metiendo en problemas pero es lo más usual en el, cosa que a él le importa menos lo que le digan.
Me ví interrumpido en el proceso de recordar lo que me tenía hecho un lío en mi cabeza, Stain mi maestro se encontraba a un costado de la celda viendo al frente; yo por otro lado me senté en la orilla de la cama con una ceja algo levantada, pero de mi boca no salía nada. Supongo que era porque el iba a hablar sobre algo así que decidí escucharlo sin suponer nada, ya no soy como el chico de antes, ahora soy muy diferente y con las cosas que me pasaron estoy más seguro que eh madurado en mi totalidad.
–Veo que estás muy tranquilo ¿Verdad Mocoso?.
No le veo sentido el llamarme así pero siendo sincero me agrada que me nombre de esa manera, aunque solo es por respeto y no por hacerme ver qué soy inferior a el. Pero tomando en cuenta lo que dijo, sinceramente no me encuentro del todo tranquilo ya que aún me intriga el hecho de que haya hombres que sean peor que Stain, sin duda alguna puede que me lleve uno que otro problema con esos tipos pero nada que me pueda hacer caer.
—Le podría decir que no maestro, pero ahora que me acuerdo... No lo estoy del todo.
Sentía como me miraba de reojo encima de su hombro, aún así esa mirada me dió un escalofrío en la parte superior de mi espalda y pude notar que se me había hecho un nudo en la garganta por la presión que ejercía.
Pude ver cómo se disponía a caminar al lado derecho de mi celda, a lo mejor se dirigió a la cafetería o eso creo; no muchas veces la atino y es mejor no darle tanta importancia. No quiero meterme en la vida de mi maestro ni mucho menos molestarle cuando esté ocupado en algo, además no es lo mío y siempre que está ocupado me ocupo de estar entrenando pero como es debido.
∆...∆
Algo o alguien ingreso a la prisión alertando a todos los presentes adentro y fuera de la misma, pero me había quedado en la cafetería comiendo unos panqueques con mermelada y con un toque exquisito de esencia de arándanos. No quería perder la calma sobre todo porque si intento algo podría ser ejecutado por los mismos guardias, la verdad no pensaba en ir corriendo para ver qué pasaba; por lo que estaba muy tranquilo sentado terminando de comer los últimos panqueques que me quedaban, pero al llevarme uno a la boca sentí como una mano me tomo del hombro, en ese mismo instante no pude moverme, por lo tanto si se podría decir que estaba conciente de lo que pasaba aún así me límite en no moverme y quedarme ahí mismo.
–Hola niño, vengo a llevarte conmigo, pero tendrá que ser rápido.
Esa voz no la conocía pero al momento de querer voltear para verlo, no pude porque note como me daban un rápido golpe en la nuca capaz de dejarme noqueado por unas horas. Podía sentir como me cargaba y caminaba en sus pasos, el caminar de esa persona se detuvo pero pude sentir de nuevo como tomaba firmemente mi cuerpo para meterlo en algo que era muy cómodo y algo suave al tacto, como si fuera pelaje de animal perfectamente puesto no sin antes limpiar el susodicho anteriormente.