El amanecer se hacía notar en cada parte del mundo, los rayos de sol pegaban con gran entusiasmo cada esquina de las grandes montañas verdosas, haciendo que las flores abrieran sus pétalos para recibir a gusto la energía solar que el sol les brindaba. Esos mismos rayos de luz pegaban con la cortina de nuestro protagonista que dormía plácidamente en la cómoda cama de pequeñas detalles y decoraciones de su héroe favorito, esos cabellos rebeldes de un color verde hermoso ocultaban sus ojos de una manera bastante tranquila y serena, el aire fresco entraba a la habitación del chico pecoso con fuerza intentando despertarlo pero lo único que hacía era darle más comodidad, aunque esa tranquilidad se vio interrumpida por unos pequeños pero firmes golpes en su puerta dando a entender que tenía que levantarse. No le dió más remedio que abrir sus ojos, para acostumbrarse a la luz, tallo sus ojitos para voltear a su alrededor para después oír como tocaban su puerta como unas 4 veces antes de oír el último toque, no quería ser grosero así que se acercó con pasos lentos asia la puerta para después preguntar de quién se trataba, al saber de quién era abrió suavemente su puerta para encararse con su novia Uraraka. Le dió una pequeña sonrisa para darle un abrazo fuerte y con un aura melosa que a los dos les gustaba, de igual manera se tenía que acostumbrar a esas visitas inesperadas de su novia pero no le tomo bastante importancia, se podría decir que le encantaba que ella visitará su hogar y obviamente saludar a su madre, que por cierto tienen una conexión muy bonita entre nuera y suegra aunque más de eso se consideraban mejores amigas desde que el peliverde de su hijo se la presentó cuando iban a una cita y cabe destacar que era su PRIMERA cita con una chica como Ochako, para Inko son una hermosa pareja de enamorados, que sin importar las habladurías que les tiraban para intentar separarlos, ellos aún se amaban y se prometieron estar para el otro sin darles muchos créditos ah esas dichosas palabras que le lanzaban en la cara. Regresando con la familia de Izuku midoriya, estos estaban platicando plácidamente con un ambiente sereno y relajado, no se sentía ese aura amenazadora que la mayoría de padres expulsaban para darles temor a sus yernos o sus nueras; así que no les importaba hablar con tranquilidad sin preocuparse por nada pero, el tiempo cada vez se hacía pesado, las hojas se movían al compas del viento y las nubes tomaban con posesión el cielo convirtiéndolo en un cielo totalmente nublado, no solo eran nubes normales. Esas grandes y poderosas esponjas estaban cargadas de agua, agua que empezaba a caer en pequeñas gotas transparentes que al chocar con el suelo se dispersaban para formar poco a poco un charco de ese elemento tan preciado para los seres vivos; nuestro pecoso luchaba para no perder contra su novia y ¿Porque no quería perder?, Porque en ese momento decisivo estaba jugando UNO con ella y su madre.
Pero antes de ese enfrentamiento amoroso con esos dos la madre de Izuku quiso hacerles algo de comer por lo que al percatarse que su refrigerador no tenía nada de ingredientes para hacer una comida que ella misma disgusto con un amigo de ella hace unos dos días antes. No tuvo más opción que ir al supermercado más cercano, ella muy bien sabe que ese lugar en el que estaban viviendo es sin duda un lugar peligroso lleno de villanos y criminales, pero al recordar que tenía dos pequeños niños en su casa decidió ir rápido. Y esos niños se refería a su hijo midoriya y por último a Uraraka Ochako, no quería que les ocurriese algo mientras que estaba ausente por otro lado al instante que ella salió del súper una bola de asaltantes la tomaron desprevenida, estaba en una situación bastante delicada y no se permitía que fuera ah perder lo que tenía con sus esfuerzos.-¿!Que es lo que quieren!? -Pregunto con firmeza sin dejar salir un tartamudeo para no verse vulnerable o débil frente a esos tipos, tenía en cuenta que estaba en serios problemas y lo malo era que no sabía que hacer ya que su cuerpo no le ayudaba de mucho al estar paralizada en ese momento, por lo que, pidió en sus adentros un milagro o alguien que le pudiera ayudar y como si sus plegarias fueran escuchadas apareció ni más ni menos que All Migth en su forma musculosa, los asaltantes que se estaban riendo de su persona y que estaban a punto de matarla por comportarse como si fuera la más fuerte, quedaron estupefactos al ver a All Migth por lo cual solo se echaron a correr. Inko al ver que se habían esfumado como ratas de alcantarilla, puso su mano en su pecho en dónde estaba su corazón para después suspirar con alivio aunque su mismo órgano vital bombeaba con rapidez como si de una maratón de atletas corriendo se tratase, el pelo rubio por otro lado se acercó con cuidado a la señora que tenía enfrente suyo pero al ver de qué se trataba de la madre de su discípulo, se dispuso ah haber una reverencia por puro instinto para saludarla aunque fuera en plena avenida -Hola Sra Inko, no sabía que era usted. -En ese momento se maldijo a si mismo al saludarla de esa manera y en una zona peligrosa por lo que le propuso acompañarla asia su casa, se alivio al oír su aceptación aunque no tenía de otra ya que hace unos minutos atrás estaba a punto de morir por aquellos asaltantes.