No, más bien sobreviviendo a ellos.
Cansado, con la carga invisible de siempre en sus hombros, miraba con anhelo las estrellas, el oscuro manto de la noche opacaba su felicidad, puesto que las sombras son más densas y pesadas sin la luz cegadora del sol, sentado sobre el suelo siendo indiferente al frío que se colaba por las ventanas abiertas, alzaba su rostro para intentar encontrarse en las estrellas.
Se sentía solo, perdido e incompleto, como un niño pequeño que aún cree en la magia, en silencio les pedía deseos, les pedía fuerza y paz, sus ojos cristalinos brillaban junto con ellas.
Dicen la esperanza es peligrosa pero, la luz de las estrellas no lastima a nadie.Es casi imposible arrebatarle las ganas de vivir a un niño así como su esperanza.
Parece que en la soledad de la noche nadie puede resistirse a bajar la guardia y mostrarse como realmente es, Dimitri no es la excepción.
Miró con ojos perdidos la ciudad, sintiéndose ajeno a ella, preguntándose si tiene algún lugar en el cual las sombras no lo sigan pero, ¿quién realmente puede ser libre de ellas?
Sintió enojo y con lágrimas pesadas miró por última vez las estrellas, celoso de su brillo, frustrado de no poder ser como ellas, deseaba poder combatir todo aquello que drenaba su ser, se sentía comido, herido y consumido por sus miedos, su cansancio y sus ganas de huir pero, ¿Huir a dónde?
Huir de sí mismo.
Por fin su cuerpo resintió el frío y temblando cerró sus ojos, deseando no volver a mirar el cielo, deseando no volver a desear que las cosas sean diferentes porque duele vivir otro día donde todo es igual.
Pero, siempre hay algo que lo obliga a creer, es como una dulce voz que le pide que no pierda su esperanza, sin importar cuanto lo trate no puede ignorarla, resignado y lleno de anhelo, sus ojos llorosos miran de nuevo, las estrellas siguen en su mismo lugar, brillando, existiendo, por un instante siente que ellas lo llaman, siente que pertenece a su luz.
Un círculo vicioso del cual no puede escapar, días completos en agonía, perdido y completamente hundido en tristeza, sólo necesita mirarlas de vuelta y su fuerza regresa pero, ¿Pará qué?
"Si tan solo brillara como ustedes, yo no le tendría miedo a la oscuridad." pensó abrazándose así mismo.
Acostumbrado al ardor de sus ojos por la falta de descanso, se resignó a la noche, cerró su balcón y con pasos lentos llegó hasta su cama, se recostó indiferente a todo pero, antes de caer dormido, deseó que las pesadillas no lo encontraran.
Mientras las sombras se arrastran por el suelo, hambrientas por su presencia, la luna es liberada de su encierro de nubes grises y su luz se abre camino por cada ventana, las sombras se queman ante su mirada.
La luna se alza orgullosa sobre la ciudad Musa, la cual se muestra tal y como es, monstruosa como cualquier otra ciudad que durante la noche se arranca su máscara mostrándose tan fría y desalmada como siempre ha sido.
Es durante la noche que todo se muestra tal y como es, no hay necesidad de fingir y tampoco de guardar la calma, es en la oscuridad que los hambrientos no usan disfraz.
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Promesas, juramentos que te haces a ti mismo para superar las cosas que vives o incluso para controlarte a ti mismo pero, nada de eso sirve cuando estás completamente perdido, tan consumido por dentro, tan ido de la realidad, vives pero, no estás ahí, hace tanto que te fuiste y eres incapaz de verlo.
Allí está uno de esos, que dentro de su poca cordura intenta convencerse así mismo que todo lo que hace es por su propio bienestar, resignado a ser hipócrita consigo mismo, acostumbrado a seguir cayendo más y más al oscuro abismo el cual erróneamente protege como su hogar.
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Recuerda
Teen FictionSueños? ¿Alucinaciones? ¿Recuerdos? Al final del día parecen ser lo mismo pero, nuestro protagonista no sabe definirlos o entenderlos. Dimitri. Parece que alguien lo llama, cada noche al mirar las estrellas, algo en él se siente nostálgico, pequeñ...