Viviendo Entre Sueños

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No, más bien sobreviviendo a ellos.

Marín lo miraba desde su salón como otros días, no le apetecía salir al receso, prefería quedarse en soledad mientras miraba a la nada pero, mirarlo a él se había vuelto una rutina.

Desde aquella vez que cruzaron palabras en el parque le fue imposible no seguirlo con la mirada, no sabía por qué pero, le agradaba la idea de volver a tener su atención a pesar de que lo veía seguido entre clases, incluso había podido conocer a sus amigos pero, siempre volvía a desear ver esa sonrisa amable sin dobles intenciones, aquellos ojos azules tan profundos llenos de algo que no sabía como describir.

Dimitri se veía cansado y deprimido, mostraba una sonrisa desgastada mientras conversaba con su grupo de amigos.

Era una lástima que ella no hubiera conseguido estar en su mismo salón que él, la habían asignado al grupo B y eso había sido una molestia.
No tenía la energía para hablar o entablar amistades con nadie, lo único que deseaba era estar sola.

Se acomodó mejor cerca de la ventana y suspiró mientras lágrimas pesadas salían de sus ojos, nadie lo sabía pero, ella cargaba con demasiado peso en sus hombros.

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Dimitri trataba de enfocar su atención a la conversación sin sentido que mantenían Erik y Alex pero, sintió que alguien lo llamaba, confundido por un momento, buscó a su alrededor, incluso se permitió por segundos en completa incomodidad mirar la superficie de un charco que permanecía cerca de sus pies, creyendo quizás que el reflejo de aquel chico de cabello blanco lo estaba llamando pero, para su sorpresa no tuvo que hacerlo, un balón cayó directo al charco manchando su pantalón y zapatos con lodo y agua sucia.

Fastidiado se levantó de su lugar con la justificación de que tenía que orinar, se perdió dentro de los pasillos de la escuela, caminaba sin saber a donde, perdido en sus pensamientos con la mirada hacia el suelo y sus manos dentro de sus bolsillos avanzó hasta toparse con el salón de Marín.

Alzó la mirada al sentir algo llamarlo, y la vio, permanecía sentada en el mismo lugar de antes mirando la ventana, su cabello largo ondulado parecía irradiar luz propia pero, a su alrededor sombras grises y azules la rodeaban como un campo de energía algo denso, pudo observar que en su espalda recargado se encontraba una criatura deforme de cuerpo pequeño que lloraba brea negra.

Se quedó estático mientras observaba e incómodo de lo que veía giró su rostro y cerró sus ojos preguntándose por qué a alguien como ella la seguiría tal cosa y entonces recordó que ya había visto algo parecido antes.

La depresión, tristeza o desilusión tienen algo en común, sus colores son grises con azul y cuando esos colores rodean a alguien, criaturas pequeñas y miserables rodean a la persona, bebiendo de ese sufrimiento.

"cuando murió la hija de nuestro vecino, él también llevaba una criatura así a su espalda pero..." pensó recordando que aquel hombre se suicidó meses después, no pudo resignarse a una vida sin su pequeña, la última vez que lo vio vivo aquella criatura deforme había crecido de tamaño.

" ¿Acaso la tuya también crecerá? " pensó preocupado mientras abría sus ojos para mirarla de nuevo pero, está vez se topó con los ojos de Marín que lo miraban de vuelta.

Ella sonrió con gusto y él un tanto sorprendido sonrió y saludó torpemente con su mano.

Vio un nuevo color salir de su cabeza, rosa pálido, sonrió complacido al ver que había otra emoción y que está debía ser positiva pero, aun así los colores azules y grisáceos no desaparecieron.

"¿Acaso todos debemos cargar con esa misma carga de tristeza?" se preguntó sintiendo melancolía mientras se acercaba a saludarla y para la sorpresa de ella, la abrazó sin siquiera hablar, solo la apretó contra su pecho rodeandola con sus brazos.

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