Capítulo 9

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El sucesivo pitido del microondas me saca del sueño mañanero avisándome de que la leche ya está lo suficientemente caliente; así que levanto el trasero de la encimera y perezosamente me dirijo hacia el electrodoméstico.

Saco la taza blanca de leche y mi piel se estremece debido al elevado calor que desprende.

  

Odio cuando está demasiado caliente.

Saco el cacao del armario de la derecha y polvoreo ligeramente la taza.

Con la taza entre las manos, mi cuerpo se dirige al salón. Pero este se ve obstaculizado por las sobras y las cajas de pizza que Ashton dejó ayer esparcidas por todo el sofá y la mesa.

Al ver esta imagen, los cables en mi cabeza chispean, y una pequeña descarga de rabia inunda mi cerebro.

Casualmente, la puerta de la habitación de Ashton se abre de par en par y éste se desliza adormilado por el piso, dirigiéndose al baño.

 -Ashton.- Le llamo con un tono firme. Esta es la oportunidad para dejarle claras las cosas.

-¿Mm?- Murmura intentando abrir los ojos cegados por la luz.

-Me gustaría que habláramos sobre algunas normas que debe de haber en el piso.- Le digo, en principio proponiendo, pero en el fondo imponiendo.

Pero lo único que hace es mirarme, y consigo que por fin abra completamente los ojos.

-¿Cómo que normas?

-Ya me has oído. No me gusta salir de mi habitación para ver la tele y no poder ni sentarme en el sofá ya que está repleto de… cosas.

-¡Ah!, eso.- Dice, e inmediatamente esboza una sonrisa.

-A mi no me hace gracia.

-No me estoy riendo.

-Dado que ahora yo también vivo aquí, no quiero que dejes cosas por ahí. Al menos en las zonas que compartamos, tu habitación puede ser una selva, me da igual.- Le digo finalmente. Este chico tiene el don de cabrearme.

-Vale.

-Bien.

Remembering SundayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora