Capítulo 6

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El sonido de un portazo hace que me despierte bruscamente. Abro los ojos y veo que me encuentro en el salón del piso, la verdad es que estoy un poco desorientada. 

Ayer fue un día muy intenso, tanto por la medio mudanza como los ataques ofensivos de Ashton. Parece que se ha unido al grupo de: odio a Zoe, junto con Amber. Pero pienso que lo de Ashton es más bien fachada y que en realidad no me odia tanto.

Después de situarme en el espacio-tiempo, intento levantarme del sofá, pero una punzada de dolor atraviesa mi espalda y mi cuello.

Podría haber dormido en el suelo y hubiera dormido igual de mal.

Cuando por fin puedo levantarme, aunque parezco paralítica, me siento en el sofá y termino de despertarme. Miro mi reloj y veo que son las diez de la mañana, y por lo que veo Ashton ha debido de irse porque no he oído ningún ruido, y supongo que el portazo ha sido un pequeño regalo por su parte.

Me levanto y me dirijo a la cocina para ver que es lo que hay para desayunar. Tengo mucho hambre, a pesar de haber cenado dos porciones de pizza, que obviamente no iba a rechazar.

Abro el frigorífico y lo único que veo son cervezas. No sé como sobrevive este muchacho, pero desde luego que yo no voy a sobrevivir así.

Así que después de beberme un vaso de agua decido ponerme en marcha para ir al supermercado más cercano y hacer una buena compra.

A pesar de que estaba muy cansada, apenas he dormido, y eso se nota en mis funciones vitales. Casi se me cae el vaso de agua al suelo y me he chocado con la puerta de la cocina al entrar.

Parezco un robot averiado. 

De repente me acuerdo de que tengo que llamar a Zac para que me ayude con el resto de la mudanza esta tarde. Ayer me dijo que no podía venir porque todavía estaban de limpieza y arreglando la fraternidad desde la fiesta del otro día, pero supongo que hoy estará libre. 

Termino de desayunar y voy a mi habitación para vestirme. Me pongo unos pantalones cortos vaqueros y una camiseta básica blanca, y listo.

Después cojo mi bolso negro y salgo por la puerta. 

Mientras estoy conduciendo mi pequeño Mazda con la música a todo trapo por las calles de Brooklyn, me voy fijando en los comercios y tiendas que hay. Por ejemplo: ahora sé que al lado de nuestro edificio hay un pequeño supermercado y un restaurante chino. Cosa importante porque adoro la comida china, LA ADORO. Me casaría con ella.

Un poco más lejos del perímetro del edificio encuentro un supermercado bastante grande, así que decido dejar de conducir y me meto en una boca calle para encontrar algún sitio.

Cuando termino de maniobrar y aparco, salgo del coche, recorro los pocos metros que hay desde mi coche hasta el supermercado y saco de mi bolsillo el pequeño papelito de la lista de la compra.

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Dios mío, al final, en vez de traer lo necesario he traído de todo. Cereales de chocolate, sin chocolate, galletas, verdura, refrescos, etc, etc…

Aunque pensándolo bien, todo eso era necesario, Ashton no sé qué come ni lo que le gusta, así que he traído cosas que me gustan y cosas… que creo que le gustarán, supongo.

Y si no que se joda.

Todavía es la una del medio día, así que decido llamar a Zac para ver si puede comer conmigo y de ahí que me ayude con el resto de la mudanza.

Remembering SundayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora