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- Alcohol.

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Deidara se sentía como la persona mas afortunada y feliz del mundo pese a los molestos y ruidosos murmullos y gritos de los hombres alcoholizados a su alrededor.

Deidara tomo con calma su tercer vasito de sake mientras miraba con ojos gatunos y curiosos a su compañero, sus manos temblaban de emoción apenas resistiendo el impulso de acercarse un poco mas y soltar las decenas de preguntas que llevaba guardando desde que lo conoció.

Por primera vez había ganado una de las tantas y tontas apuestas que su compañero insistía en hacer cada que tenían un día libre para pegarse a él toda la tarde con sus molestas burlas sobre esto y aquello. Normalmente terminaban, por petición del azabache, en alguna ridícula caza de mariposas o en algún festival de dangos que siempre encontraba casualmente cuando no sabian que hacer.

Aún así, hoy era diferente y la visión que tenia antes sus ojos hacía valer cada segundo de haber tenido que soportar sus quejas durante todo el camino a esa aldea que había encontrado en uno de sus tantos viajes de regreso a la cueva luego de una extensa misión.

Al principio le costo convencerlo para acompañarlo, después de todo, Tobi era tan mal perdedor e infantil como él. Sin embargo y ante la mentira de enseñarle una técnica inexistente, había aceptado seguirlo a la inauguración de ese extraño pero dulce nuevo sake que se celebraba aquella noche.

Tobi se había demostrado incomodo al principio ante tanta gente y mujeres, que para su desdicha interior, se acercaban interesadas al enmascarado antes que este lo tomara de la túnica y se lo llevara a una de las tantas cantinas del lugar gritando que ya estaba conforme con su acompañante.

Ahora ambos se encontraban sentados en silencio mientras bebían luego de una infantil apuesta impuesta por el rubio para ver quien era capaz de beber mas sin emborracharse, el castigo era simple, contestar o hacer cualquier cosa que el otro propusiera. Deidara asintió satisfecho seguro de sus propias habilidades desconociendo la increíble resistencia que tenia el azabache y de lo tramposo que podía volverse cuando se trataba del mas pequeño.

-Entonces senpai...Cuando yo gane, ¿puedo convertirme yo en el senpai?- Rompió el silencio arrastrando las palabras síntoma del alcohol haciendo sonreír a Deidara.

El rubio aparto un segundo su mirada de la parte descubierta del rostro del otro para contestar- ¿Eh? ¿Realmente estas tan seguro de que vas a ganar? Me subestimas demasiado,hm. - Pronunció con mucha mas inseguridad de la que pretendía sin escuchar el suave "Tú también me subestimas, senpai" del mas alto.

En realidad y para este punto ni siquiera él estaba demasiado seguro de su casi asegurada victoria, simplemente se había visto demasiado tentado por la posibilidad de pedirle ver su rostro o conocer un poco mas del misterioso hombre de carácter infantil que comenzaba a interesarle de maneras mas extrañas de las que le gustaría.

Ademas, estaba comenzando a marearse y sus mejillas a colorearse siendo inconsciente de la "inocente" cercanía y confianza que había tomado el Uchiha con el paso de las copas.

-Bueno, Tobi solo decía, después de todo, el senpai aún es demasiado joven y estoy seguro que nunca ha probado el alcohol siendo tan inocente- Exclamo malicioso ganándose un punta pie del artista, mas tarde podría culpar al alcohol pero por ahora se limitaría a disfrutar de la imagen de su compañero borracho.

Deidara se aclaró la garganta cuando esta ardió por el octavo vaso de aquel liquido amargo- ¡Claro que he bebido,hm!- exclamó con el orgullo herido antes de añadir por lo bajo.- Aunque fue solo una vez con Hidan en una posada.

Bombones | TobiDeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora