PARALLELS II Larry Stylinson

WILLIAM

Harry agarró curiosamente aquel papel, ¿Quién ha podido entrar a su casa? Eso le cuasó una sensación de debilidad que le obligó mirar a su alrededor en busca de una posible persona. La paranoia inundó sus pensaientos y solo hacia que mirar por toda la casa, pero no encontró nada, ni a nadie.

Sentado en su sofá, el rizado contemplaba ese nombre sobre el papel marrón desgastado, preguntándose el significado de este. Miles de cosas ronsaban por su cabeza; Louis, los documentos, Louis, aquella nota, Louis, Willo Thom, Louis

-¡Joder!- Gritó pegando la mesa de baja estatura que tenía delante del sofá. Su rabia corría por todo su cuerpo, quería llorar, gritar Pero no podía, no lo haría. No ahora –Debo centrarme- Se dijo a si mismo –Debo- Pero el timbre de su casa rompió sus pensamientos augmentando su rabia.

Se levantó bruscamente de su asiento y fue directo a la puerta, miró por la mirilla y su enfadó se volvió confusión. No había nadie.

Se dio la vuelta al oir un estruendo procedente de su ventana, su mirada estaba fija en esta hasta que un vaso salió volando por todo el salón impactando contra la pared. Harry dio un paso atrás pero lamentablemente la puerta se lo impidió. Otro vaso salió volando, esta vez dirección al rizado. Este se cubrió el rostro con sus brazos al mismo tiempo que el cristal impactó a su izquierda convirtiéndose en pequeños pedazos afilados esparciéndose por el suelo.

El oji-verde seguía inmóvil, asustado y con lágrimas en los ojos dado a que uno de esos pequeños cristales impactó en su mejilla causándole un leve corte, pero suficiente profundo para que saliera sangre. Fue rápidamente al baño para mirarse al espejo, se acercó para observar mejor su herida y ubicar el cristal, agarró unas pinzas y se lo quitó. El dolor fue leve, pero escocía bastante.

Encendió el grifo y agachó el torso para poder labarse la cara, volvió a mirar al espejo y contempló una grieta en la pared reflejada detrás de él. Se dio la vuelta para verla directamente pero ya no estaba, curioso, miró de nuevo al espejo y esta vez la grieta era mayor. Miró fijamente aquella escena desde el reflejo del espejo, observando que cada vez se agrandaba. Hasta que paró.

Estaba inmóvil, sus extremidades no respondían. Tenía la misma sensación de cuando estuvo en aquella casa tan turbia, empezó a sudar gracias al calor que recorría por su cuerpo. Una brisa de aire apareció desde su espalda moviendo sus rizos al ritmo de esta, seguía observando la grieta con miedo. Estaba aterrorizado y por si fuera poco no podía moverse. ¿Este era su fin?

Una mano se vio sobresalir delicadamente entre la pared, poco a poco se dejó ver su muñeca, el brazo hasta llegar al hombro. Pese a que Harry seguía sin verle la cara, sabía perfectamente de quien se trataba, y sin más espera aquel ser mostró su cara. Era él, el mismo ser que se encontró en la casa.

Salió por completo dejándose ver, no era muy alto, medía menos que Harry. Los ojos del rizado se abrieron como platos, ese chico era igual a Louis, salvo que él tenía los ojos rojos tintados en sangre y el pelo blanco como la nieve. Se acercó poco a poco al rizado, tocando su espalda con su mano derecha, subiéndola hasta la nuca. La piel de muchacho se erizó y ahora sentía todo lo contrario que antes, calor.

Una vez tenía a ese ser justo detrás como lo había tenido anterirormente, esta vez acercó sus labios al oído derecho de Harry susurrándole unas palabras las cuales pudo entender.

-Gracias por liberarmeHarry- El ser colocó ambas manos en su nuca dirijiendolas a las mejillas, una de ellas tocó la herida del muchacho pero al ser no le importó. Siguió su recorrido hasta llegar a los ojos sin dejar al muchacho ver absolutamente nada, solo oscuridad.

Harry notaba las manos separándose de sus ojos, pero una vez los abrió todo volvió a la normalidad. No había grieta, ni reflejo, ni ese ser estaba cerca de él. O eso creía.