Dark Phoenix, el Izuku Alado (una historia de BNHA)

Prólogo

Bakugo Katsuki estaba jugando en su habitación, practicando con su quirk para ser el número uno. Había llamado a Izuku para que fueran a jugar juntos al descampado. Iba a enseñarle a su amigo lo que había aprendido a hacer. Estaba esperando en la puerta; como siempre; a que llegara. Izuku a veces era un plasta, pero a Bakugo no le importaba lo plasta que era Izuku. Era su amigo y nada impediría eso. Miró su reloj y vio que ya pasaban quince minutos desde que lo había llamado. Entró en la casa para avisar a su madre.

-Mamá, Izuku aún no ha llegado.-le dijo.-¿Puedes llamar a su madre para saber si ya ha salido?

-Voy ahora Katsuki.-dijo la madre, que en ese momento estaba preparando la comida.-Déjame que termine esto y la llamo.

Bakugo esperó paciente hasta que su madre terminó de trocear las verduras. Cuando su madre marcó, rápidamente le quitó el teléfono para hablar él directamente. Durante un interminable minuto, el teléfono sonó sin descanso hasta que se dio por vencido.

-No lo cogen mamá.

-Voy a volver a intentarlo.

Su madre volvió a intentar contactar con Inko, pero no era capaz. Bakugo salió a la calle de nuevo y miró hacia los apartamentos donde vivía Izuku. Desde la calle se veían bastante bien, así que esperó a ver si veía la puerta de Izuku abrirse. De repente, una explosión reventó el apartamento en el que vivían Izuku y su madre.

-¡Mamá!-gritó Bakugo desde la entrada.-¡Acaba de explotar la casa de Izuku!

La madre llamó rápido a la policía y los bomberos para que fueran a ayudar, pero Bakugo no esperó. Empezó a correr a la casa de Izuku para ayudar a su amigo. No podía dejarle solo, pues aún no se había manifestado el don de su amigo. Cuando cruzó a la calle que daba al edificio, una furgoneta negra salió a toda pastilla de allí. De golpe, la puerta de atrás se abrió y vio a su amigo. ¡Lo estaban secuestrando un par de hombres.

-¡Kachan ayúdame!-gritó Izuku antes de que le cubrieran la boca y cerraran la puerta.

-¡Izuku!-chilló Bakugo mientras corría detrás de la furgoneta con lágrimas en los ojos.

Siguió a la furgoneta hasta que la perdió de vista cerca de su casa, sin haber podido hacer nada. Bakugo se puso a llorar por no poder haber hecho nada para salvar a su amigo.

-Bakugo.-dijo la madre mientras lo agarraba.-Tranquilo, ya van a ayudar a tu amigo.

-¡Se han llevado a Izuku!-dijo Bakugo con lágrimas en los ojos.-Unos hombres se lo han llevado en una furgoneta.

La Madre abrazó a su hijo, que lloraba desconsolado. Ahora mismo, era lo único que podía hacer por él.

Esa noche, Bakugo no quería dormir. Solo pensaba en como ayudar a su amigo.

-Pase lo que pase,-se dijo Bakugo.-me convertiré en un héroe y te encontraré, Izuku.