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Como ya les dije, el día de hoy hace mucho calor. Las ojotas crocs que tengo ya se me están derritiendo por la calle de pavimento.

Mi casa no queda muy lejos solo a unas diez cuadras. Mientras camino intento buscar sombra abajo de los arboles.

Pumba ya está cansado. Lleva la lengua afuera y sé que quiere parar a tomar agua pero es que si paro llego tarde a casa ya que quedé con Holly en ir a tomar algo afuera.

Holly ha sido mi mejor amiga y vecina desde los 6 años hasta que un día su familia se mudó a Aranda que queda cerca de aqui. Entonces la comunicación se cortó un poco. Si bien solo nos separan una hora de viaje nos solemos juntar una vez al mes y ese día ni nos alcanza para contar todo lo que hicimos en un mes.

Si algo que aprecio de mi amistad con Holly es que a pesar de la distancia siempre hemos tratado de estar comunicadas. Este último año de preparatoria fue algo intenso; debo admitir que la he descuidado un poco. He contestado muchos de sus mensajes tardes y las llamadas las he tenido que cancelar por no poder coordinar un horario que nos favorezca a ambas.

Ella es una chica divertida pero a la vez responsable. Nunca me ha mandado un solo reproche porque no podía hablar con ella al contrario se ha ofrecido a ayudarme con las materias que no entiendo por medio virtual. Siempre le he dicho que estoy bien y que no necesito ayuda. No es por testaruda pero sé que ella también está en el mismo año que yo y que aparte tiene problemas con los padres-por lo que me ha contado-así que no quise cargarla con mis asuntos.

Unos ladridos de Pumba me sacan de mis pensamientos. Veo que está ladrando hacia la otra calle donde hay una garita que estacionan los autobuses de paradas.

-Shh Pumba-lo regaño, por lo que alcanzo a ver no hay nada.

A medida que nos vamos acercando Timón también empieza a ladrar. Frunzo el ceño mirando hacia aquella garita que hace que mis perros ladren de esta manera.

-¡Niña, corre!-oigo que gritan detrás mío.

Me doy vuelta mirando para todos lados buscando a quién me gritó y veo que hay un grupo de personas corriendo en dirección contraria.

Sin entender nada me doy vuelta para volver a ver la garita y veo que de esta no sale nada. No entiendo por qué corren desesperados. ¿Acaso será ese asesino que anunciaron en las noticias? Toco en el bolsillo de mi short para ver si traje la navaja que siempre llevo conmigo por pedido de papá. No hay nada.

La curiosidad me gana, sé que no debería ya que estoy sin arma de defensa pero si tengo la posibilidad de ver al asesino de cerca y llamar a la policía para capturarlo no quisiera desperdiciarla.

Mientras me voy acercando ambos siguen ladrando pero esta vez de una forma extraña como si estuvieran escuchando algo que les hiciera mal.

A medida que me voy acercando logro ver que dentro de la garita hay una persona de espaldas agachada en el rincón, es una persona mayor de poco pelo. Tiene la ropa deshecha y se le ve la piel lastimada. Dudo si quedarme o salir corriendo. Veo que tiene ambas manos en su cara tapandola completamente. No tiene un aspecto muy agradable hasta da miedo. Quizás sí debería llamar a la policía para que lo puedan ayudar.

Hasta el momento ambos cachorros se habían callado para ver la escena y el hombre no sabía que estábamos atrás de él pero de la nada empiezan a ladrar.

El hombre se da vuelta bruscamente y me mira de arriba a abajo. Trago grueso, está todo sucio y su mirada no es como una persona normal. Me mira como si yo fuera una presa deliciosa que quisiera probar.

Doy un paso atrás asustada, quiero correr pero las piernas ahora no me están funcionando. Me siento como si estuviera en un sueño y no tuviera piernas. Piso un palo haciendo que se haga un crujido. El hombre aparta la mirada como si hubiera vuelto en si y me da la espalda.

Iris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora