CAPÍTULO 7

71 6 14
                                    

Mini-maratón
Querido Dante (1/2)

Dama roja.

Mayo 2020 (New York-EEUU)

4 HORAS ANTES DE LA TRAGEDIA.

20:45 hrs

Aria.

¿Por qué tengo que existir?

¿Quién demonios le dijo a Antonina que ponerse a tener hijos sería una buena opción? Yo no pedí venir a este mundo de mierda y ahora mi futuro depende de mi.

—Te ves horrible con uniforme de camarera —dice Nicolo a mi lado como si su opinión me importara. Lo miro con desprecio sin responder.

Necesito concentrarme en lo que pasará está noche, no podemos cometer errores, de lo contrario, no me quiero imaginar la balacera que habrá.

Hoy es un día muy importante y decisivo para la mafia porque nuestro futuro depende de lo que pase en está fiesta, pero si de una cosa estamos seguros los dorados, es que si o si vamos a desatar un demonio con gigantesco y temible poder.

Ojalá podamos con lo que se viene.

Termino de acomodar mi moño negro y con mi cabello una vez recogido procedo a lo importante; me pongo el micrófono del tamaño de una piquis en mi oreja y reviso que todo este en orden.

—Te ves más bonita con el cabello suelto —habla de nuevo el hijo de Donato irritando mi sentido común.

—No he pedido tu innecesaria opinión.

—Tómalo como un cumplido, bonita.

—Esos no son halagos y no me digas bonita.

—No estás acostumbrada a que la gente te haga cumplidos ¿verdad?

—No, porque si me conocieras sabrías que odio los halagos y más cuando están llenos de hipocresía.

—No estoy siendo hipócrita. Te ves fea así vestida y peinada, eres hermosa pero no te das cuenta porque por muy fría que aparentes ser, la opinión de los demás sobre ti es importante para tu ego y autoestima —no sé hasta qué punto quiere llegar con ese comentario—. Vamos, en diez minutos empieza la fiesta y ya tenemos que estar afuera.

Sale dejándome sola con mi soledad. Nicolo es un hombre insoportable, no lo tolero desde que hablamos por primera vez porque llegó con sus comentarios llenos de verdad y viendo en mi lo que nadie más, cosa que me hace odiarlo.

Por alguna razón odio es lo que siento.

Salgo y camino por el laberinto de pasillos que dan hasta el salón gigante conde se llevará a cabo la Black party e inicio a hacer mis deberes como mesera. No he comenzado y ya estoy harta, me pongo delante de la barra para limpiar algunas copas y a atender las personas que empiezan a llegar.

Básicamente en eso se basa mi siguiente media hora, en atender hombres y mujeres que llegan con estrambóticos y llamativos vestidos negros buscando de alguna forma llamar la atención.

El salón es lo suficientemente grande para más de dos mil personas con lámparas gigantes y vitrales con obras de arte. Se supone que está fiesta es organizada por uno de los comerciantes más grandes de Estados Unidos para celebrar el aniversario de su empresa, lo que nadie sabe, es que el dueño de todo esto es un narcotraficante sombra.

Todo su poderío se lo debe a negocios bajo cuerda.

Le paso un vaso doble de whisky a un hombre gordo y desagradable que me da las gracias picándome un ojo.

AMORES LETALES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora