Estaba tirada en medio de una habitación que desconocía pero que a la vez se me hacía familiar. Mi mejilla aplastada contra el frío suelo de ahí, no podía sentir las extremidades de mi cuerpo, estaban totalmente entumecidas.
Me levante lentamente, utilizando las palmas de mis manos como apoyo extra. Sentía que todo iba demasiado lento para ser verdad. Hacía mucho frío en esa habitación, me abracé a mi misma en busca de calor, en vano, ya que por mucho que intentase tapar, el escalofrío no se desprendía de mi cuerpo.
Cuando me acostumbre a la oscuridad, distinguí una rendija de luz, que supuse que sería de la puerta. Quise encaminarme a ella y abrirla, pero había algo que me lo impedía, no podía mover las piernas. La sentía como dos grandes bolas de acero. Agaché la cabeza para descubrir qué era lo que me impedía avanzar, pero algo llamó mi atención.
Ya no llevaba mi pijama, llevaba un vestido color vino tinto que solo dejaba ver mis pies descalzos. Alrededor de mí, había un círculo blanco, pintado en el suelo, ese era mi límite, no podía moverme a partir de ahí.
Alce la cabeza de nuevo para tratar de ubicar ese lugar en mi mente, pero me sentí repentinamente mareada. Trate de estabilizarme. Aunque mi cabeza dejó de preocuparse por mi en el momento que vi una silla de ruedas que se me hacía familiar, muy familiar. Encima de la silla, llena de un líquido carmesí vi la pulsera de Lia, la que le regalé dos años atrás.
Lia estaba ahí.
Mi corazón se comprimió con la idea de que le hubiera podido pasar algo, empecé a buscarla desesperadamente, paseando mi vista por la habitación. Pero..
No estaba por ningún lado
Las lágrimas nublaron mi vista.
–Tenemos que sacarlas de ahí– una voz masculina habló– él no puede saber que están aquí.
El sentimiento de preocupación fue reemplazado por furia en el momento que lo escuche. Tampoco podía reconocer esa voz pero, algo me decía que el dueño de esa voz tenía que ver con la desaparición de Lia.
–¡¿Quien anda ahí?! – grité, aunque sonó más como un susurro. Nunca recibí respuesta. La impotencia de no poder hacer nada me consumió hasta el punto de ahogar un grito.
Desperté abruptamente, sobresaltada por la pesadilla. El sudor cayendo de mi frente, estaba temblando y con la respiración agitada. Acababa de tener otra pesadilla. Recosté mi espalda contra el cabecero de la cama y abracé mis piernas, ahogando mis sollozos en mi rodilla.
Pasaron minutos, horas, no tenía ni idea. Me limpié las lágrimas , no podía simplemente llorar y quedarme de brazos cruzados, una vez mas calmada me levante dispuesta a empezar mi lunes. Es impresionante lo acostumbrada que estoy a este tipo de acontecimientos, pero este de verdad me dejó mal y destrozada. No solo pasaban cosas horribles en mis pesadillas, lo peor para mi es no reconocer las personas y lugares que aparecen en ellas. Ya que nunca había salido Lia en mis pesadillas. Fue la única persona a la que pude reconocer. Además las voces casi siempre eran de un hombre. Un hombre que no conocía. También protagonizaba una voz interior, que me "aconsejaba". Nunca pude contarle a nadie sobre lo que me pasaba, en primer lugar porque no tenia a quien y en segundo porque temía que me tomaran por loca, y era comprensible. Si quería respuestas, tenía que buscarlas por mí misma, no podía sentarme y esperar a que aparecieran por si solas. Necesitaba un plan.
Corrección. Tenía un plan.
º º º
Era de madrugada cuando salí del orfanato. Me había ido sin Lara, ni siquiera me preocupé por saber si estaba despierta ya. En mi defensa diré, que odio que la gente me vea así, así de vulnerable. Aunque ya no tenía los ojos tan hinchados como antes, se que Lara con una sola mirada, se habría dado cuenta de que había estado llorando, después de todo me vio llorando desde muy pequeña por la misma razón. No me apetecía dar explicaciones.
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KARMA //editando//
AléatoireMamá se encontraba en la cocina preparando mi chocolatada preferida, papá estaba junto a mi con la mirada perdida en la pantalla del televisor, amaba la ilusión y la admiración que veía en sus orbes cada que observaba o hacia algo que le gustaba. So...