~26~

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Hoy pasaban demasiadas cosas en un solo día, así que iba a estar movidito.

Alex cogía el vuelo por la mañana desde Lisboa para regresar a Manchester. Volvería a la residencia del equipo con sus compañeros y comerían todos juntos.

Nos veríamos por la tarde, y qué ganas. Admito que durante este tiempo que no hemos estado viéndonos mis rayadas de cabeza me han hecho pasarlo mal. Y quizás era eso, no verlo me había hecho despertar dudas. El "aún no sois nada" no dejaba de sonar en mi cabeza. Pero había decidido cambiar la actitud y a lo mejor hoy cambiaban las cosas.

Quizás en estas semanas a él le había dado tiempo a pensar las cosas y hablaríamos del tema en concreto.
Se me pasaba por la cabeza lo que pasó aquella noche. Lo mucho que me dolió que me presentase como a una amiga más.

No quería dejarme llevar por ilusiones pero fui totalmente incapaz en el momento en el que nos conocimos. Me pareció un instante cuando pasamos a hablarnos todos los días. Lo bien que conectamos...

Y éramos felices así. Y sí, digo "éramos" porque yo estaba contenta en esa burbuja. Estaba tan absorta de mi alrededor y tan ilusionada. Nunca me detenía a fijarme en qué ni siquiera teníamos un título... pero esas palabras me dolieron y me hicieron replantearme a mi misma.

Me hicieron darme cuenta de que el tiempo pasaba y allí seguíamos los dos.

"¿Tan poco seguro estará de mi que aún no sabe si me quiere para algo serio?"

Por otro lado, tampoco me olvidaba de Eric. A él y al resto de compañeros les tocaba jugar esa noche.

Ojalá ganasen.

La mañana se me pasa rápido. Antes de preparar la comida mi abuela y yo habíamos estado haciendo recados juntas. Toda la mañana de un sitio a otro. Así que fue tocar el sofá justo después de comer y dar gracias interiormente. Estaba reventada.

Cuando ya se fue acercando la hora decido a duras penas dirigirme a mi cuarto e ir cambiándome. Opto por algo sencillo y básico, Alex no me había dicho nada en concreto.

Combino mis martens con unos vaqueros pitillos negros. Y como es normal, el frío horrible de Manchester me obliga a ponerme un jersey y bufanda encima.

- Abuelo, ¿voy a salir vale?- me despido mientras me pongo el abrigo. Me acerco y le doy un beso en su mejilla.

- No sé cuándo volveré, si no vengo a cenar llamo a la abuela y os aviso.

Esperando al ascensor compruebo que llevo todo y vuelvo a revisar su chat "en la esquina te espero a y media" . Iba un poco justa de tiempo, pero no tarde. Menos mal.

Me recogería en la esquina al final de la avenida así que no tardaría más de diez minutos en llegar andando. Para hacerme el camino más ameno me pongo mis auriculares como de costumbre.

Miro una y otra vez mi reloj. Vale si, me estaba emparanoyando y admito estar un poco nerviosa. Ni yo sé el motivo porque menuda tontería.

No tardo mucho en llegar y divisarle a lo lejos apoyado en la pared de un edificio.

Como siempre y en la esquina de siempre.

Él todavía no me ve había visto. Miraba hacia abajo concentrado a la pantalla de su móvil.
Me intento dar más prisa y acelero mis pasos.

- ¿Esperas a alguien?- me detengo en frente suya. Al escuchar mis palabras levanta su cabeza y me mira sorprendido con una sonrisa en su cara.

- Te he echado de menos- me dice mientras me sostiene abrazada a él y deposita besos sobre mi pelo.

"Mi Mejor Jugada"; Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora