–Creo que fue una mala idea –murmuró Jimin.
Jungkook se había preguntado cuánto tiempo se tardaría en empezar con arrepentimientos. Estaban echados boca arriba, uno al lado del otro.
Jimin se había tapado hasta el cuello con la sábana. Jungkook estaba un poco más relajado, sólo tapado hasta su abdomen.
Aunque no se arrepentía, no podía no estar de acuerdo con Jimin sobre el comentario de que había sido mala idea. Jamás podría arrepentirse de hacer el amor con Jimin, pero sabía que no había sido la decisión más inteligente de su vida.
Ni siquiera sabía qué lo había poseído para haberlo besado en primer lugar.
Tal vez haya sido el haber pasado toda la noche pensando en besarlo. O que no había logrado sacárselo de la cabeza desde que había vuelto a verlo, después de tanto tiempo, después de haber decidido que no volvería a verlo jamás.
O que Jimin era, sencillamente, irresistible. Para él, siempre lo había sido.
Casi no le sorprendía que tuvieran un hijo juntos mientras su matrimonio se caía abajo. A pesar de sus diferencias y problemas, siempre habían sido compatibles físicamente.
Y era un alivio saber que eso no había cambiado. Ya no estaban casados, Jimin le había ocultado la verdad sobre su hijo y ninguno de los dos estaba seguro de lo que les iba a deparar el futuro, pero al menos Jungkook sabía que seguía habiendo pasión entre ellos. Más que pasión, un deseo y un anhelo irrefrenables.
Jungkook le rozó la pierna y notó que su erección volvía a crecer. Jimin, por su parte, se alejó.
–Tienes razón –le dijo Jungkook–. Tal vez no haya sido lo más cuerdo. Al menos, dadas las circunstancias.
–Me parece que te quedas corto –protestó Jimin, girándose hacia el borde de la cama y sentándose.
Se quedó así un minuto, sin moverse, y Jungkook aprovechó para admirar cómo le caía el pelo sobre sus pequeñas orejas, la suave línea de su espalda. Había engordado un poco con el embarazo, pero eso no le restaba ni una pizca de atractivo. Sino que, en todo caso, hacía que fuera todavía más hermoso y sensual. Él había disfrutado mucho descubriendo sus nuevas curvas con las manos y con los labios.
Sonrió de lado, no sólo por el paisaje, sino por el tono de su voz. Siempre le había gustado la manera que Jimin tenía para expresarse.
A Jimin siempre le había molestado verlo sonreír cuando estaba enojado, resondrándolo. Pero Jungkook sonreía no porque no lo escuchara o porque no lo tomara en serio, sino porque le encantaba mirarlo y escucharlo, aunque fuera porque lo estaba gritando.
La manera que tenía de moverse, de ir de un lado a otro y mover los brazos. La forma en que subía y bajaba su pecho, agitado. Lo cierto era... que lo excitaba. Y nueve de cada diez veces, sus peleas terminaban con ambos maravillados en la cama.
Ahora, Jungkook se daba cuenta de que tal vez eso podría haber traído otros problemas que los habían llevado a separarse. Él nunca se había burlado de sus sentimientos u opiniones, sólo había creído que su relación estaba tan consolidada que ninguna pelea ni malentendido podría romperlo. Cuan equivocado había estado. Y al momento de darse cuenta, ya había sido demasiado tarde.
–No puede volver a pasar –le dijo Jimin, todavía dándole la espalda.
Por un momento, Jungkook se quedó en blanco y pensó que estaba hablando de su divorcio, que no podría volver a ocurrir y, que si él pudiera dar marcha atrás, jamás habría sucedido.
Entonces se dio cuenta de que se refería a aquella noche.
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Shīqù ài┃KOOKMIN┃
Historia CortaAquello se llamaba tener tan mala suerte, Park Jimin se acababa de divorciar de un hombre que le había parecido el hombre de sus sueños, ahora sin saber que hacer con su vida después de que lo hubiesen dejado tirado y como si eso fuera poco, embaraz...