Capítulo Final ✧

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A Jimin los segundos empezaron a parecerle horas y los minutos, años. Y Minjung cada vez le pesaba más.

–Deja que yo lo cargue –le dijo Jungkook al ver que hacía amago de sentarse en las escaleras.

Jimin dudó un instante, pero se lo dio.

–Está cada vez más grande, ¿no? –añadió él sonriendo.

–Sí, está creciendo.

Iba a sugerir que fueran a sentarse a la sala para esperar a Yugyeom, pero en ese momento oyeron un auto en la calle y un minuto después se abría la puerta.

Jungkook volvió a pasarle a Minjung y se giró muy serio hacia su asistente.

–Voy a hacerte unas preguntas y quiero que me respondas con sinceridad. No se te ocurra mentirme, ¿entendido?

Kim Yugyeom palideció.

–Sí, señor –balbució.

–¿Llamó Jimin a la oficina el año pasado, justo después del divorcio, para hablar conmigo?

Yugyeom miró un instante hacia donde estaba él con el niño.

–¿Sí o no, Yugyeom? –volvió a preguntarle Jungkook.

–Sí, señor –respondió–. Puede ser.

–¿Y le dijiste tú que yo no tenía nada de qué hablar con él?

Yugyeom abrió los ojos como platos.

–Yo... yo...

Cerró la boca, se humedeció los labios con nerviosismo y dejó caer los hombros.

–Sí, señor –admitió–. Lo hice.

–¿Por qué? –quiso saber Jungkook, sorprendido.

–Porque yo le dije que lo hiciera.

La voz de Hyejin, profunda y severa, hizo que Jimin se sobresaltara. Minjung empezó a moverse en sus brazos y este lo balanceó y le dio un beso en la cabeza para tranquilizarlo.

–Mamá –murmuró Jungkook, girándose hacia ella –. ¿Qué estás diciendo?

–Que, después de tu separación, yo le ordené al señor Kim que filtrara cualquier llamada del Señor Park, así cualquier llamada que llegara a la oficina el señor Kim le dijera a éste que no querías volver a hablar con él.

Jungkook miró a su madre y a Yugyeom con incredulidad. Jimin tenía el corazón acelerado, estaba emocionado.

–¿Por qué lo hiciste? –le preguntó a su madre.

Hyejin apretó los labios.

–Es basura, Jungkook. Fue una pena que te casaras con éste y lo trajeras a casa, pero no podía permitir que siguieras en contacto cuando por fin habías tenido la sensatez de divorciarte de él.

–Así que le ordenaste a mi asistente que no me pasara ninguna llamada de Jimin –dijo él.

–Por supuesto –respondió ella–. Haría cualquier cosa por proteger a la familia de semejante trepador.

–Se llama Jimin–le dijo Jungkook entre dientes.

Antes de que a su madre le diera tiempo a responder, Jungkook se acercó a él y agarró a Minjung en brazos. Luego, volvió a acercarse a Yugyeom.

–Estás despedido –le dijo–. Vuelve a la oficina y recoge tus cosas.

–Sí, señor –respondió él.

–Y tú –continuó Jungkook, volteándose para fulminar a su madre con la mirada–. Siempre pensé que Jimin exageraba cuando me contaba lo mal que te habías portado con él a mis espaldas, pero ahora veo que tenía razón. – Jungkook hizo una pausa y luego añadió–: No volverás a vernos jamás. Vendrán a recoger mis cosas y las que se le pudieran haber quedado de Jimin. La empresa es mía. Mía y de Sehun. A partir de ahora ya no formas parte de la junta directiva y tu nombre no volverá a figurar en nada relacionado con la empresa.

–No puedes hacer eso –protestó Hyejin.

–Veras que si puedo.

Y, dicho aquello, Jungkook abrió la puerta y salió por ella con Jimin al lado.

–Dejen todas las cosas de Jimin en mi auto –les dijo a las muchachas.

Luego se acercó al taxi para pagarle.

–¿Qué vamos a hacer? –le preguntó Jimin, todavía sin poder creer lo que acababa de suceder. Jungkook levantó una mano para tocarle la cara.

–Nos vamos. Nos quedaremos en un hotel hasta que arregle todo en el trabajo, luego, volveremos a Banfield.

–Pero...

–No hay peros que valgan –le respondió él, suavizando el tono–. Lo siento, Minnie. No me daba cuenta. No te creía porque no quería admitir que mi familia no era perfecta ni que pudiera tratar a mi esposo de otra forma que no fuera con cariño y con respeto. –Le acarició la mejilla y Jimin notó que se derretía–. Si lo hubiera sabido, si hubiera entendido lo que estabas pasando, lo habría detenido. Jamás habría dejado que lo nuestro se arruinara.

Jimin no podía hablar, pero lo creía.

–Te amo, Jimin. Siempre te amé y lamento haber perdido tanto tiempo.

Jimin notó cómo las lágrimas, lágrimas de felicidad, le inundaban los ojos. Jungkook se inclinó y apoyó lo frente en la del menor.

–Si pudiera volver el tiempo atrás y hacer las cosas de otra manera, jamás te dejaría ir.

–Yo también te amo –le dijo Jimin–. Y jamás quise irme, pero no podía seguir viviendo así.

–Lo sé.

–Y no quise mantener en secreto mi embarazo. Intenté contártelo, pero cuando Yugyeom se negó a pasarte la llamada, me sentí tan dolido y enfadado...

–Lo entiendo. Ambos hemos cometido errores, pero no volveremos a hacerlo, ¿no?

Jimin negó con la cabeza e hizo un esfuerzo por contener las lágrimas.
Él moreno tomó su rostro con ambas manos y le dio un suave beso.

–Te amo con todo lo que soy, Minnie. Para siempre.

–Yo también te a....–intentó decirle Jimin, pero Jungkook ya lo estaba besando con toda la pasión que había florecido entre ambos desde el momento en que se habían conocido.

Shīqù ài┃KOOKMIN┃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora