𝐂𝐡𝐨𝐢 𝐒𝐨𝐨𝐛𝐢𝐧, 𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 "𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐥𝐨𝐬" 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝.
De gran estatura, uno de esos tipos que siempre verás con una chaqueta de cuero, botas, pantalones de mezclilla rasgados, entre la gama de negro ve...
—¿M-me... dejarías co-cortejarte?. Mierda Soobin no tartamudes pareces un estúpido.— El alfa pelimorado suspiro fuertemente pasando sus manos por su rostro. Hoy por fin le pediría a Beomgyu un cortejo formal es algo que estuvo analizando un tiempo y decidió que era el momento. Ya no se metía en problemas ni golpeaba a las demás personas simplemente se dedicó a sacar una sonrisa a el Omega dueño de su corazón.
Intentándolo varias veces más trato de relajarse mojo un poco su rostro y todo listo; que comencé en show.
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¿Dónde podía estar? Busco a el castaño por todos lados y nada. Ni una sola señal y ni hablar de sus amigos era como si la tierra se los hubiera comido. Hasta que recordó dónde podían estar.
La biblioteca.
Emprendió su camino con los nervios de punta, sus manos sudaban y temblaba demasiado al llegar lo primero que vió fue a Taehyun llorando demasiado siendo abrazado y guiado por el aún cachorro Kai.
Decidió no meterse y a mi lejos lo vió, un pequeño castaño con un suéter blanco con un par de orejas saliendo del gorro.
Sonrió y junto todo el valor posible.
—¡Hey! Cariño te estuve buscando.
—Ahg, ahora no Soobin.
—¿¡Ahora que hice!?.— Para que su hermoso omega lo llamará por su nombre y no por el diminutivo "Soobinnie" algo andaba muy mal.
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— Bebé ¿Qué te sucede? Estás enojado y hules a tristeza.— Soobin no sabía que hacer por su bebé, estaba mal. Alterado y enojado; tenía ganas de darle muchos besos en sus cachetitos rojitos. Pero se contuvo. -¿Alguien te hizo algo? Dime si es así por qu-...
—¡Oh! ¿Quieres saber que pasó? ¡Tú estúpido amigo es un bastardo! ¡Es un alfa idiota! ¡Todos somos unos idiotas!.— Gritó Beomgyu, llamando la atención de todos. Su lugar para poder encontrar una sección y tomar sus dichosas credenciales no era el primero pero tampoco el último. Algunos se quedaron observando en silencio sin saber que hacer otros comenzaron a cuchichear entre ellos.
