Capítulo IV

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Jonh Davis. Afueras de Berlín. 1945

Todo está tan tranquilo y el silencio se hace muy imponente con tanta calma en estas ruinas, Miah ha dejado de hablarme y eso es algo inusual en él porque siempre estaba tratando de atormentar me y ahora las balas ya no son un problema, ¿Será que todo terminó?

Escucho el viento entrar por las ventanas y aún no escucho nada a cerca de mi unidad y al parecer estoy despertando de un sueño profundo pues cuando partimos estaba amaneciendo y ahora, con la posición del sol, deduzco que son las siete. La foto de Dorothy que llevo siempre conmigo ahí está, un poco sucia, un poco inspiradora.

¿Que pasa contigo?, Pasaron dos horas desde que quedaste dormido ahí en ésta cosa...— la voz de Miah me sorprende con la guardia baja

—¿Qué pasó?, ¿Por qué...?, ¿Por qué me estoy despertando?

Has dejado descuidada a tu unidad, ve a ver qué sucede.

—¡Mierda! Si es cierto.

Tomo mi rifle, intento levantarme pero mi cuerpo se siente muy pesado y cansado, no quiero levantarme.

—¡Vamos maldito pedazo de carne!— grito con impaciencia e impotencia. —Mi unidad me necesita. Vamos...

Me levanto como puedo, pues era la primera vez que Miah estaba tanto tiempo en mi cabeza y no me había acostumbrado a gastar tanta energía en él y más con la alimentación tan mala que llevaba.

—¡Davis! Hoy perderás mucho. Tienes que ser fuerte. Hay una cadena de sucesos que tiene que pasar para que el plan se complete y podamos liberar este plano— la voz de Miah en mi cabeza, interrumpie mi concentración.

—¡Miah...! Mierda, te he dicho que no hagas eso. Me desequilibra cada vez que invades mi mente de la nada— Le respondo aturdido de dolor.

—Te voy a mostrar lo que va a pasar. A unas horas de distancia, los ocultos se dirigirán hacia las entrañas de la tierra y en ese momento va a llegar alguien que te va a ayudar en esta misión. También hay uno en los altos mandos Nazi. No lo olvides, quiero intacto el cuerpo de Adolf Hitler.—

—Está bien— menciono. —Tienes que proteger a mi unidad, así que, si vas a ayudar, te lo agradecería.

—Tu unidad cayó. Llevas hora y media en mi trance… ellos están presos. Serán sacrificios para los ocultos.

—¿Ocultos?, ¿Son la otra cara de la moneda?

Verás, en la creación de las realidades, de este mundo y de todo lo que habita el multiverso, siempre tiene que haber una carga positiva y una negativa, es una ley absoluta. Salvo para mí... O eso creía.
Los ocultos vinieron después de que causé el big bang, unos cuantos miles de años después, cuando el primer universo aún era joven. Ellos tenían mucha inteligencia, y yo volteaba a verlos siempre, siempre estaba ahí... Eran dignos de mi amor, no eran a mi imagen y semejanza, pero estaban bien equipados para resolver sus problemas. Y eso me conmovió era tras era de su joven existencia. Nunca intervine en sus conflictos, les dí libre albedrío... Hasta que llegó la ciencia y con ella la experimentación. Descubrieron la materia oscura y su alto nivel de  corrupción, que era muy contagioso. Ellos se corrompieron, su luz se apagó y se encendió su hambre de poder. Influenciados por la Contaminación que habían traído a si civilización, ellos comenzaron a viajar por las extensas llanuras del multiverso buscando a su Dios para destruirlo y conquistando planetas para mostrarle a sus habitantes que no me importa la vida. Su vida.
La materia oscura es mi negativo... Y ahora está tomando el control. Los ocultos son la forma de vida más avanzada que se conoce y la antimateria, como también se conoce, lo sabe— Miah siguió hablando a cerca de los ocultos, la materia oscura y todo lo que con ella llevaba...



Miah: SálvanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora