Capítulo II

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Despierto temprano en la mañana con la voz dulce de Chariss. Una farsa tras otra, Camuflando mi soledad con un holograma. Me meto en la ducha-closet y me alisto para salir de esto. Entro al ascensor, sin despedirme de Chariss. No ocurre nada interesante en el mismo. En la recepción, el maldito de Nikita está en la silla, malicioso cómo siempre. ¿No sabe que su expresión de asesino da asco?. Ruso podrido. Pienso justo antes de salir de la recepción y entrar al pasillo que da al estacionamiento. Me introduzco al auto y me dispongo a ir a mi cita anteriormente programada. Mi rutina de la mañana es salir a un Juan Valdez por un café y mogoyas para el desayuno. Ya ahí el rostro metálico del robot que recibe las personas, sin expresiones ni nada, me hace desear salir corriendo de ese lugar. ¿Dónde están las chicas que atienden estas cosas?. Mientras me cuestiono, agradezco al robot y me voy a mi auto, con mi orden. Ya en mi carro, reviso casos por manía. Es un maldito martes y no es que me agrade mucho el asunto de que Ramírez me haya llamado el día anterior. ¿Qué era?. Me cuestiono de nuevo. De repente, el sonido del teléfono me separa de mis pensamientos. Es Ramírez...

—Diga— Hablo con tono calmado.

—Ya no vaya a la comisaría— Dice con tono de apuro la bocina de mi teléfono. —Venga al edificio Colpatria lo más pronto posible.

—Ahí estaré.

Cuelgo la llamada y en una rápida acción le pongo las sirenas y las luces al auto. ¡Vamos!. No me demoro nada en llegar a la antigua Torre Colpatria, pues bajé en medio de los espacios 23 y 24 de las air avenidas, sin el tráfico de los otros vehículos que me estorben. Llegando a la parte de atrás de la torre, se ven muchos policías y una escena del crimen tan macabra y organizada se hace frente a mí.

—Tenga cuidado detective— Me dice un policía con el horror en sus ojos.

—Mucho frío esta mañana ¿Eh?

—¿Cómo puede lucir tan tranquilo viendo esto?— me pregunta con sorpresa.

—Yo he visto cosas peores hijo. Le respondo bajando del auto.

—¡Detective Foster!— Me llama el inspector Ramírez.

—Informe de la situación, Ramírez.

—Los vecinos llamaron a la estación para dar aviso de gritos provenientes de una mujer. Todo inició a las 6:00 AM.

—¿A las 6:00 AM?. Que interesante.

El inspector Ramírez prosiguió. —Una mujer gritó por media hora… —

—¿…Media hora?. Y los cuerpos de policía, ¡¿Por qué no asistieron?!

—No habían llegado a la estación. Miro a los ojos café de Ramires con una expresión de decepción y de mucha ira, recorro el viejo asfalto hasta tenerlo cerca.

—Ramirez, la policía es una organización para el pueblo. No para que sigan engordando como marranos. ¡¿Cómo putas pasó esto?!. ¡Dios!

—Fué un error que ya corregiremos— Se dirige a mí tocando el papel, con una mirada casi insegura.

—Más les Vale— le interrumpo con tono furioso, mientras camino a mi lugar inicial. —¡Prosiga!.

—¡Bien!. La mujer de piel morena, 1,50 de altura, de entre 26 a 35 años identificada por la unidad de bancos de ADN como Valeri González....— En ese momento identifiqué su ropa e interrumpí a Ramírez.

—Esta mujer anoche estaba violando a una chica. Estaba junto a un hombre tés negra, 1,80 metros de entre 30 a 45 años. Juntos llevaban este overol gris. Con el logo de TransMilenium. 

—¿Estaban violando a una chica y no hizo nada? Me cuestiona un chico policía. De inmediato y cortante le respondo. —No hice nada porque no era mi problema. ¡Cállate!— El chico se siente intimidado y hace silencio.

Continúa el inspector Ramírez, —Ahora que todos estamos regañados, continúo. ¡Bien!. La mujer fué mutilada de las piernas exactamente aquí— Señalando una calle oscura debajo del puente Juan Manuel Santos. —El asesino lo hizo con una cierra láser, utilizada para cortar concreto. Luego de eso, probablemente le dijo que huyera. Mientras él seguía rebanando sus extremidades inferiores rodaja a rodaja. Se puede ver las marcas de las uñas y los rastros claros de sangre que dejó la víctima. También le arrancó las glándulas mamarias y se las llevó. La víctima se encontró con las piernas rebanadas y boca abajo. Sus senos no estaban en su lugar, ella tenía el brazo izquierdo teniendo sus heridas en los pechos. La causa de muerte es desangrado.

Agradezco con sarcasmo por el informe tan detallado que nos dió Ramírez. Quiero golpear lo. Él está para servir y proteger… en cambio yo estoy aquí para ganar dinero a costa de los muertos. Comienzo a pasearme por la acera, observando detalladamente el cuerpo, entonces les digo con voz fuerte:

—No podemos sacar conclusiones. En esta metrópoli hay millones de asesinos. No podemos hacer nada hasta que no tengamos algo, una pista o qué él vuelva a hacerlo de nuevo. Mientras tanto, investiguen bien a ver si damos con el paradero del sujeto de color— Su respuesta fué un si a coro.

Asesino
Me la pasé observando al detective Foster en todo el día, mis dolores de cabeza no han parado... Eso no importa, ¡juguemos un poco Foster!

Miah: SálvanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora