¡Y... finalmente llegó el día del campeonato! ¡El festival deportivo de la Yūei abría sus puertas a todo el público para que vieran atentamente cómo se daban de puñetazos hasta la muer... digo, hasta que uno de los dos no pueda más! Sí, por fin el día más ansiado por todos estaba aquí y la Clase 1-A, emocionada y a la espera de la presentación de Present Mic, pues eso, se encontraban en la sala de espera asignada a ellos mientras se terminaban los preparativos y las gradas se iban llenando.
A decir verdad... a Akira le daba exactamente igual en esos momentos la presión o la emoción que le suponía el campeonato, solo... sólo podía mirar discretamente –como buena ninja ocular– a Katsuki Bakugō. Llamadle rara, pero Malvakira sólo se callaba cuando Kacchan era su centro de atención y la aislaba por completo. Mientras que a ojos del resto... bueno, solo parecía una tonta adolescente hormonal con pensamientos descolocados que se relajaba mirando a un idiota que se contentaba con aplastar a sus contrincantes a base de explosiones: todo muy normal, ¿verdad?
Tras el entrenamiento en el bosque, no se detuvo ni un segundo en perfeccionar sus técnicas. Y cada vez que aparecía Malvakira queriendo engañarla, a Akita le bastaba con recordar a Bakugō diciendo que sonriera y siguiera adelante. Muy tonto y muy patético por su parte, pues sabía que Kacchan se reiría de enterarse, pero... le daba absolutamente igual.
A esas alturas estaba muy perdida como para pensar en las consecuencias de todos sus jodidos actos. Así que... Bakugō y solo Bakugō... de cierta forma, conseguía grandes cambios en Akira gracias a que... rondaba en sus pensamientos... agh, ¡jamás lo admitiría, pero era así!
—Akira —Jirō chasqueó los dedos en frente suyo mientras canturreaba burlona su nombre... trayéndola finalmente a la realidad. Las chicas, o al menos Kyōka Jirō, Momo Yaoyorozu y Akira Kuroki, se encontraban sentadas en una de las tantas mesas de la sala de espera mientras que el resto de la clase permanecía esparcida por ahí, conversando de diversas cosas antes de salir —. ¿Estás escuchando?
—¿Huh? Sí, claro que sí —divagó Akira, pensando en cualquier cosa para salir del paso —; te encargarás de Kaminari y después iremos todas de una contra Mineta para que sufra...
Bueno... no sé si salir del paso, pero incógnitas despertó en ambas acompañantes. ¿Qué cojones...?
—¿Se puede saber en qué mundo estás? —dijo patidifusa Jirō, aunque malévola volvió a hablar —. Aunque suena tentador... Kaminari es una molestia.
Akira entrecerró sus ojos y los centró en Jirō; seguía pensando que esos dos se atraían mutuamente. La ojiazul suspiró y giró la cabeza una vez más hasta la mesa de los chicos, donde Bakugō ignoraba completamente a Kaminari y Kirishima.
—Akira... —esa vez fue Momo la que habló, más preocupada de lo que Akira podría haber advertido —, respóndeme en serio: ¿qué es lo que tienes con Katsuki Bakugō?
—P-Pues... Yo... Esto...
—¡¿Enserio te gusta ese bruto?! —ay, Jirō, dejándote llevar de esa manera. Todos alrededor de las chicas se voltearon con caras de incógnita, centrándose en Akira que hizo señas en señal de que era una broma para que volvieran a sus cosas. Después, asesinó a Kyōka Jirō ocularmente y la enterró también a miles de metros bajo tierra. Para colmo, notó la penetrante mirada de Bakugō, indiferente pero incrédulo por esa exclamación que desmintió; por suerte, no tardó en desviar sus ojos rojos.