PRÓLOGO.

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- ¡Al fin! -exclamé tirando el delantal rojo a uno de los mesones.

- Ya deja de quejarte de una vez por todas -me pidió Jeny un poco bastante irritada- si no fuera por este trabajo tu vida sexual sería un asco.

- ¿Que...?¿Qué tiene que ver mi vida sexual con el trabajo?

- Pues que todos tus polvos los consigues siendo más lindo de lo necesario con los clientes y usando esa estúpida sonrisa de angelito que tienes.

- Oh, vamos. No es solo la sonrisa; también son los ojos, el cabello, las cejas, las pestañas, los labios, los brazos, las jugosas piernas que me hacen estos pantalones y el buen bulto que se me marca. Sabes, aún no entiendo cómo es que no has caído en mis encantos.

- Tu ego es... nisiquiera hay una palabra concreta para calificarlo -suspiró- Y respondiendo a tu absurda duda existencial, es porque no soy idiota, no sirvo para ser chica de una noche.

- Me ofendes. Si me robas el corazón serías mi chica para siempre.

- Ya sé que muchas han intentado eso y han terminado con el corazón roto.

- No exageres.

- A propósito de corazones rotos, ¿Viste las noticias? Un nuevo asesinato del maldito ese.

- ¿Uhm? ¿Qué maldito?

- ¿No sabes? Agh, a veces tu ignorancia me aterra. Hay un asesino en serie hace más de un año en Londres y tú no lo sabías, no sé porqué no me sorprende. Lo peor de todo es que siempre sigue el mismo patrón de dejar el corazón de sus víctimas cortado a la mitad en un plato, y la policía aún no tiene ni una pista.

- Cállate, me harás dar náuseas.

- ¡Eso es lo que hace! -chilló.

- ¿Y quién te dijo que yo quería saberlo?

- Yo podría estar en peligro y ni te importa, aún sigo preguntándome porqué eres mi mejor amigo.

- Porque soy jodidamente sexi y candente, y no te libraste del todo de mis encantos, al menos como mejor amiga tenías que caer. Y ya deja de ser tan dramática, no te hará nada nadie a no ser que te acuestes con desconocidos, para que veas que no estoy tan desinformado, el asesino solo máscara a las que alguna vez fueron sus parejas sexuales, y no creo que te hayas acostado con alguien que creas que pueda tener ese gen en su sangre.

- ¿Qué gen?

- A veces tu ignorancia me aterra.

- ¡Hey! No uses mis frases contra mí.

- Vale, vale. Pues verás, algo que los asesinos en serie tienen en común un gen que es el que les produce esos impulsos. Aunque la mayoría de veces ese gen no influye si la infancia de la persona fue pacífica,pero si la persona fue maltratada en su niñez lo más probables es que sí se esté creando a un asesino a sangre fría.

- Woah, nunca creí que tuvieras ni un poco de inteligencia. ¿Cómo sabes todo eso?

Debí haberle dicho algo, pero mi mente ahora viajaba a mi propia infancia. Mi padre sentado en el sillón de su estudio viendo exámenes de sus pacientes, mi madre en la cocina siempre con los ojos hinchados de tanto llorar, mi hermana jugando con su vieja muñeca de trapo escondida tras el sillón porque no le gustaba ver cuándo papá se enfadaba, y yo, yo solo podía verme sentado viendo y escuchando a mi padre decir los diagnósticos a sus pacientes de neuropsiquiatría. Recuerdo la primera vez que escuché a mi padre hablar del gen de asesino en serie, decía que a los niños no se les debía tratar mal porque algo en su cerebro haría que tuvieran en un futuro impulsos demasiado violentos, decía que a los niños se les debía tratar con cariño y amor, pero no lo hacía, nunca lo hizo. Recordé el día que le conté sobre una chica de la escuela, lo único que me dijo fue "Al menos no eres marica" pero tiempo después, cuando supo que era bisexual me puso una espátula de hierro caliente en la espalda, decía que era un fenómeno, que no merecía la vida que nos daba, y era verdad, no merecía esa vida, ni yo, ni mi hermana, ni mucho menos madre. Una noche, cuando le conté a uno de sus amigos de la iglesia lo que él nos hacía, cómo le jalaba a Elizabeth sus trenzas y como cuando llegaba ebrio obligaba a mamá a tener sexo así ella no quisiera, esa noche me ató en el sótano de las manos y me dió muchos latigazos con un nervio de buey con el que el abuelo, que era otro maldito, lo castigaba a él. Esa noche me di cuenta que debía tomar una decisión, una que cambió mi vida para siempre; luego de que me soltara fui a limpiarme la sangre de la espalda y el abdomen, luego me escurrí como un ladrón dentro de su estudio y con un veneno para ratas, y envenené su brandy, luego me escondí tras una de las estanterías y ví cómo cuando se tomaba su tan preciado licor se empezó a estremecer, empezó a temblar y a convulsionar, botaba espuma por la boca y luego de un rato así, se quedó inmóvil, en ese momento sabía que debía sentir culpa por haber matado a mi padre, pero lo que me produjo fue algo mucho mejor, sentí placer, ver su cara justo antes de dar el último aliento me provocó una exitación inexplicable, la misma exitación que me produce ver las caras de esas estúpidas masacradas mientras les cortó los músculos para extraerles el corazón y luego dejarlo partido a la mitad en un plato.

Nota:

Y sí, una nueva historia. Estoy a menos de una semana de salir definitivamente de la escuela y el otro día miré a un chico terminarle a su novia, era de esos típicos "Rompecorazones" y me pregunté, ¿Y por qué no poner a un Rompecorazones en letras? Pero, ¿Por qué no que enserio sea un ROMPECORAZONES?

Bueno, como siempre les pido, si miran cualquier error dígamelo en los comentarios. Aquí abajito les dejo mi insta por si quieren seguirme, lo más probable es que (si me acuerdo) diga por ahí cuándo estaré actualizando tanto ésta como las demás historias.

Ig: juanmoreno.perdomo

Rompecorazones. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora