Capítulo 7.

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Simon.

—¿Hola? —hablaron al otro lado de la línea—. ¿Hay alguien ahí?

La preocupación y el afán claros en la voz del emisor, su respiración pesada delataba la angustia que sentía.

—¿Hola? —insistieron del otro lado—. Es una urgencia.

—Sí, hola -hablé al fin un poco nervioso—, ¿Qué pasa?

—Hay un chico herido, revisé su teléfono y solo tiene este número agendado.

Estaban llamando del número de Philippe diciendo que estaba herido y que solo tenía mi número agendado... okay.

—Ehhh... Sí, sí. Soy su pareja -respondí rápidamente. No supe qué más responder, la situación parecía grave—. ¿Dónde está?

Colgué cuanto me dijo que en el parque donde nos habíamos conocido, Philippe estaba tirado bajo uno de los puentes del lago.

Salí lo más rápido que pude y llegué corriendo en menos de quince minutos al lugar indicado, allí se encontraba un hombre de unos treinta y tantos con la cabeza de Philippe en las piernas y por lo que se veía en la oscuridad del parque, le estaba limpiando la cara. Cuando lo vi, aceleré mi trote hacia la escena y pude ver la cara ensangrentada de Philippe con mayor claridad.

—Hola, soy Simon —saludé apresuradamente con el corazón en la garganta—. Acabó de llamarme para decirme que viniera, ¿Qué ha pasado?

—Simon —habló Philippe con la voz ronca y casi en un inaudible susurro—. Viniste.

—Claro que vine —dirigí mi vista hacia el desconocido para volver a formular la pregunta que había sido interrumpida— ¿Qué ha pasado?

—Unos homofóbicos le han asaltado, cuando llegué le estaban dando patadas por el estómago diciéndole "Maricón" y si no es porque llego, le hubieran hasta violado; estaban ebrios y uno de ellos estaba abriendo su pantalón, amenacé con llamar a la policía si no se iban.

—¿Y solo se fueron? —cuestioné— ¿Así de fácil?

—Claro que no —se levantó y se abrió parte del abrigo que llevaba revelando un revolver—. Tranquilo, nadie salió lastimado, no tuve necesidad de usarlo. Sólo los asusté.

—Gracias. ya me encargo yo.

—No es nada. Al parecer su novio también está ebrio, mientras le limpiaba el rostro balbuceaba cosas sin sentido, si no están en un buen momento deberían arreglarlo.

Eso fue raro, sin embargo, decidí no preguntar al respecto para no alargar el tema ni entablar una conversación duradera; Philippe necesitaba ser curado urgentemente.

—Como diga. De nuevo gracias.

Él solo asintió con la cabeza y empezó a caminar hacia el lado opuesto a donde yo había llegado, desapareciendo entre las sombras del parque.

Como pude, levanté a Philippe entre mis brazos y lo cargué hacia la calle donde había dejado mi auto.

Llegamos a mi apartamento y lo dejé sobre el sofá mientras iba a la cocina por hielo y un cuchillo.

Le puse el hielo en la cara y con el cuchillo empecé a abrir su camiseta -decidí cortarla porque sería peligroso sacársela por encima de la cabeza si tenía alguna fractura en su nuca- que estaba llena de sangre.

Fui a mi habitación y saqué ropa de mi closet, yo era un poco más pequeño que él, pero algo debía quedarle para poder quitarle la ropa ensangrentada y poder ponerle algo cuando lo aseara. Pasé por la cocina y llené una tasa

Volví al salón y lo encontré tratando de incoporarse, me acerqué y lo ayudé. Una vez sentado en el sofá lo terminé de curar. Lo llevé con un tanto de dificultad a la cama donde al fin nos quedamos dormidos.

Amaneció y uno que otro rayo de sol se colaba entre el pequeño espacio que quedaba entre la cortina de mi habitación y la pared de la misma. Me llevé la mano a la nuca, me dolía. Volteé un poco la cabeza y allí lo ví; Philippe lucía hermoso igual que siempre, ni siquiera golpeado la belleza lo abandonaba.

Me levanté con mucho cuidado de no despertarlo. Fui a la cocina, me lavé las manos y empecé a sacar los ingredientes que utilizaría de la nevera y la alacena.

Preparaba la mezcla para hacer tostadas francesas cuando escuché un grito de la habitación.

-¡NO!

Fui corriendo y encontré a Philippe sentado en la cama, con la respiración agitada, ojos llorosos y una mano sobre el golpe que tenía en el estómago. Se veía frágil, vulnerable. No había rastro del chico que salvó mi celular en el parque, ni del que me hacía sonreír por las noches con sus mensajes absurdos, menos el tierno que aún queriéndome decir que también sentía algo por mí por miedo lo negó todo, al contrario estaba débil, una faceta que no conocía de él pero me gustaba, no quiero decir que me gustara verlo débil, me gustaba conocer todo de él.

Me senté a su lado y puse mi mano sobre su espalda, pero se levantó de golpe soltando un quejido y llevando inconscientemente su mano a su lastimado abdomen. Me miró y vi un atisbo de miedo en su mirada, sin embargo, fue reemplazado por alivio cuando nuestras miradas se cruzaron. Nos quedamos un rato así, solo viéndonos fijamente hasta que él se derrumbó cayendo de rodillas al piso y llorando desconsoladamente, la imagen me partía el corazón.

—Estoy aquí —dije—, tranquilo.

Su respiración estaba un poco más calmada y su mirada tranquila, sin embargo la tristeza invadió su expresión y por sus mejillas empezaron a correr lágrimas rápidamente.

—Recordé —dijo—. Recordé cada noche que lloré buscando una respuesta, preguntándome si es que existía algún Dios que me pudiera hacer heterosexual. Cada noche que trataba de no hallar un atractivo mayor a un hombre apuesto, cada noche que me pregunté porqué era así si no quería serlo, cada noche que me negué a mí mismo, que me rechacé e incluso que me odié. Esos hombres me hicieron recordar y no te imaginas cuán horrible y doloroso es.

Allí solo lo abracé y no sé cuánto tiempo estuvimos así, pero se sentía reconfortante. De alguna forma, me sentí identificado con él, aunque mi proceso de autoaceptación fue rápido me tomó tiempo ver que en el mundo habían millones de personas como yo, que él no ser heterosexual no se escoge, si se escogiera sería algo absurdo que se hubiese practicado por personajes a través de la historia en épocas donde se trataba como "indecencia grave", donde era castigado incluso con la muerte; si tenías suerte y dinero te dejaban vivo pero en la calle viviendo día a día el desprecio de la gente, sus miradas de reproche y asco, sus susurros o incluso comentarios en voz alta de denigración, nadie escogería esto, porque... ¡Ser LGTBIQ+ no se escoge!

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2022 ⏰

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