Simon.
¡Es hoy! ¡Es hoy! ¡Es hoy!
Hoy es mi cita al cine con Philippe, y aunque lo niegue ante él porque mi orgullo es muy grande, me emociona muchísimo.
Ya ha pasado una semana desde que salimos al centro comercial a hacer compras y luego estuvimos en mi apartamento viendo Netflix.
Uhum, viendo Netflix.
¡Cállate!
En fin, se suponía que saldríamos al cine y luego a cenar, o tal vez a ambas ese día, pero... surgieron mejores oportunidades...
Claro que eran mucho mejores.
En fin, justo ahora me encontraba viéndome en el espejo de mi habitación, ya listo para salir a la cita.
Me puse el reloj y me dirigí a la sala donde esperaba Philippe sentado tranquilamente en el sillón con su cabeza inclinada hacia atrás, observaba algún punto inespecífico en el techo.
A lo mejor tienes suerte y no eres el único tarado que habla consigo mismo.
Caes mal a veces.
Sí lo has dicho. A veces me avergüenza que seas mi dueño.
Ya basta.
—Oh, hola —saludó Philippe—. No te escuché.
—Eh, sí. Hola. —sacudí la cabeza, sintiéndome como un idiota—. ¿Nos vamos?
—Sí —se levantó de un salto y se estiró cogiendo su chaqueta—. Pero primero tenemos que pasar por mi departamento a buscar unas cosas.
—Bien. Iré por mi abrigo.
Cachetada mental. ¿Enserio se te había quedado el abrigo?
Eso fue culpa tuya.
¿Excuse moi?
No hables en francés mientras estamos en Inglaterra.
Lo que sea. Te digo que no es mi culpa que seas un tarado.
Técnicamente eres quien maneja mi cerebro.
Bien, entonces te ordeno que te muevas porque nos hemos quedado parados en mitad del pasillo como idiotas.
—Hey —la voz de Philippe sonó a mis espaldas—. ¿Estás bien?
—Ehhh, sí.
—Estás muy raro.
—No es nada, perdona eso.
—Bueno. Anda por tu abrigo y te espero abajo.
Fui por mi abrigo y bajé, cuando llegué al primer piso encontré a Philippe recostado en una moto de esas antiguas con motores relucientes y asientos de cuero negro.
—Ya estoy listo.
—Bien —se subió a la moto como si nada—. Sube.
Yo me quedé sin saber qué decir por un momento. Hasta donde sabía él no tenía más transporte que sus piernas.
Corrección: preciosas piernas.
Eso, eso.
—¿De dónde sacaste esa moto?
—Me la gané -se encogió de hombros—. En una apuesta.
—Vaya afortunado...
—Sí —cortó— . Sube.

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Rompecorazones.
Misterio / SuspensoOjos grises, cabello castaño, piel morena, 1,89 metros de altura, músculos perfectamente simétricos y sonrisa encantadora, la combinación perfecta para atrapar a quien quisiera. Philippe es un chico aparentemente normal, trabaja al igual que todos e...