| Consecuencias|

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"Deja ya que engañarte. Eres la causa de ti mismo, de tu tristeza, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso, o de tus éxitos, alegría y paz"

–Jorge V. Santamaría

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–Rin, ¿quieres ir a jugar con los demás?

El niño levanta la mirada oceánica del suelo, su manita se detiene de dibujar figuras irregulares en la arena. La señorita Mika no entiende que ha pasado con el burbujeante niño que no controla su fuerza.

Lo ve mirar lentamente al aire sobre su cabeza, parpadear como una lechuza y negar con la cabeza cuando se vuelve a mirarla.

Ella hace una mueca.

–Rin, ¿hay algo que te moleste?

Vuelve a negar. Ella acomoda su vestido antes de inclinarse de cuclillas al lado del infante.

–¿Qué es eso?

Señala al garabato que parece tener ojos y alas. El pequeño hace un puchero y frunce el ceño, vuelve a mirar sobre su cabeza como sí escuchara algo, luego la mira.

–Es Aiken.

–Que bonito nombre. ¿Es niño o niña?

Quizá no sea un nombre japonés porque la pilmama no reconoce el género al que pertenece, podría apostar a que es un nombre unisex. Esta vez Rin no ofrece respuesta, simplemente se levanta del suelo, borra con pisadas las marcas de su dibujo y echa a correr al patio de juegos.

Ella suspira preocupada, no comprende qué ha sucedido para aplastar la espontaneidad en el espíritu del menor. Al principio había creído que se trataba de la culpabilidad por herir a su compañero de clase, después de todo el pequeño Shindo fue hospitalizado y puesto en observación durante dos meses para recuperarse de las fracturas. Tenía esperanza que con su regreso la actitud positiva floreciera otra vez en el infante pero no sucedió.

Con el pasar de las semanas se percata que ni siquiera ha sido consciente del reingreso del otro, permanece distante y cohibido, repentinamente silencioso y poco sociable. Ella muerde su uña en medio de la duda, quiere que Rin vuelva a ser hiperactivo y extravagante con sus sonrisas explosivas y corridas alegres. No sucede.

En cambio siempre se esconde, parece tratar de ocultarse como una sombra detrás de la clase entera, que al notar su cambio inconscientemente modifican su táctica de bullying para ignorarlo por completo, aislarlo y pasarlo por alto como si no existiera y, ella se da cuenta con horror que Rin esta mas que agradecido con la indiferencia recibida.

No lo entiende.

Teme que Fujimoto haya hecho algo al niño, que lo haya traumado o herido basándose en el accidente del almuerzo. Observa en silencio cómo Rin se sienta bajo la sombra de otro árbol con las piernas cruzadas y vuelve a dibujar en la arena, niños persiguiendo una pelota en la cercanía y no se inmuta a las risas ni al juego. Entonces lo ve sonreír de la nada, mirar al aire más alto que su cabeza y dejar a un lado su mutismo para reemplazarlo con risas bajas, lo ve relajarse y comenzar a hablar de algo que no escucha a su distancia ni con el barullo de los demás infantes. Ella se permite relajarse un poco, aún esperanzada de encontrar el algo que ha afectado a Rin.

Linaje AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora