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He estado presente en tantos lugares que memorizar los nombres se me es imposible. Tan diferentes, coloridos y muy llamativo para mi desgracia. Fácil para adaptarse, pero para mí sería preferible que fuese como antes. Así podría ir en libertad sin temer por mi vida, cada vez que merodeaba algún lugar.

Algo similar que observé en los lugares por los que andaba, y es que las personas tomadas de las manos, dándose besos en los labios o simplemente expresando su amor con tanta libertad, sin importar que fuesen del mismo sexo me sorprendió tanto que vomite la comida que le había robado al perro de John.

Pude notar tantas muestras de cariños que algunas me asquearon.

Odio ser testigo de algo a que los demás llaman amor.

Sí, conocí muchas cosas, muchas que en el pasado hice y que amé cuando fue con él. Siempre fue él, ya sea como un simple conocido en el pueblo o un amigo, conocido que caló en mi cuerpo con sus palabras, sus acciones tan torpes y llamativas que no duraría en ayudarlo al momento de caer. Recuerdo que luego de discutir por pequeñeces, nuestros sentimientos fueron confesados de golpe. Entonces, no sumergiríamos en un ambiente silencioso hasta dar el primer paso.

Incluso cuando sabíamos que a lo que más le temíamos era a las miradas externas de nuestro hogar. Después de todo conocíamos las escrituras, y como estábamos yendo en contra de todo. Convirtiéndonos en pecadores, bajo el mandato de amor que nos estábamos profesando. 

Compartimos un toque casto entre nuestros labios, nuestras miradas chocarían y notaríamos el brillo tímido en nuestras pupilas. Luego fueron los roces de nuestras manos, cosas más íntimas y después nada...

Odio ser testigo de lo que él debería estar haciendo conmigo, pero que va, aquí estoy yo, siendo un estúpido animal, observando cómo le das besos en los labios, jugueteas con su cabello, te enojas con mi hermano, pero de igual manera lo perdonas y continúan sus vidas sin saber que yo los observo.

Mucho más cuando ambos sabemos como él falla en su promesa de un amor para siempre. Es gracioso saber que Itachi lo dice. Envuelto en la belleza de alguien, compartiendo su cuerpo con desconocido, mientras Naruto lo espera en casa después de un largo tiempo de trabajo. 

Aun sin que me escucharan, desearían que no se amaran así, con tanta devoción que envidio. Comparten sonrisas tan cómplices, que molesta.

¿Logró ahogar mi frustración? Desearía no ser tan irritable cuando sé que mi hermano llega con un olor distinto con el que se fue. La persona que ahora reside en el cuerpo de mi hermano, parece odiarme, su mirada recaer en mis felinos ojos y ha querido hacer tantas cosas.

Por lo que en silencio, siempre dejo que las camisas de trabajo se convierta en mi mejor obra de arte al rasgarlas, y aunque espero un regaño de Naruto, este solo suspiro, me saca del cuarto y voltea la página como si eso no hubiera pasado. Quiero creer que él es consciente de lo que mi hermano hace. 

Pero, incluso si lo hace, prefiere sufrir en silencio para mi disgusto. ¡No era esto lo que quería! 

No es lo mismo cuando Itachi se da cuenta. Siempre que puede se acerca a decirme entre dientes, que, en algún momento, envenenaría mi alimento, para acabar con el animal que tanto consciente su novio.

—Naruto, amor ¿Podemos regalar a esa cosa?

—Esa cosa, tiene nombre, y es Sasuke.

—Bueno, Sasuke me ha dejado ocho camisas del trabajo rota, mi mejilla izquierda arañada y mi cabeza duele. ¡Amor, por favor! Déjame llevarlo a un refugio animal.

—Itachi, Sasuke solo lleva un mes. Y no se ira del departamento, se acabó la conversación.

Naruto salió de la habitación y yo le seguí, mientras meneaba la cola feliz por ser defendido. Voltee y observe a Itachi y este solo me observara como si desease clavarme cuchillos por todo mi cuerpo. Pero no podrá.

Solo sería una fantasía para él, por el simple hecho de que tengo un defensor, dueño de mi corazón y mi pareja de por vida. Ni mi propio hermano, causante de mis desdicha me sacara esa satisfacción.

Como un simple animal, como yo, puedo hacer que una pareja —por lo que me ha contado la cacatúa Clint Clint que vive desde hace mucho en este edificio—, de cinco años de relación logren pelear.

Observo como Naruto se lleva a la boca una cucharada de helado a su boca, mientras refunfuña enojado, como Itachi lograba ser tan idiota y muchas cosas insultantes que podrían ser mejores. Si el Naruto de nuestra primera vida lo escuchase se echaría a reír por lo santo que se escuchaba hablando.

Él está aquí, pero al mismo tiempo no lo siento de esa manera.

Siento que soy yo, el que tomo el camino equivocado cuando seguí la luz. Regresar el tiempo es muy tarde.

¡Quiero abrazarlo! ¡Besarlo y decirle cuanto lo amo! ¡Cuánto lo extrañe...!

Él... extrañamente me llamó como en mi pasado, aquel nombre que abandone tantas veces, y que lo he cambiado sin mucho esfuerzo, ahora se me ha devuelto, todo gracias a él. 

—¿Sasuke? Gatito... no le hagas caso a mi novio, él es un tarado de primera clase que no les agrada los animales —se agacha hasta sentarse a mi lado y continua-: Itachi no lo comprende, pero, espero que tú si entiendas que Te amo, y nadie me va a apartar de tu lado.

"—Te amo, Sasuke, y nadie me va a apartar de tu lado. Tendrían que luchar contra mí y todo mis dientes, porque los morderé de tal manera que parecerán comidos por un extraterrestre...

—Naruto-

—No, espera Sasuke, debes de saber todo lo que haría por ti. "

—...eres mi gatito...

Si solo supieras quien soy, si solo mantuvieras contigo recuerdo de lo que es nuestro amor. Si recordaras mi nombre...

Yo...

Yo...

Yo... podría al menos sonreír, y hacerlo olvidar aquel sufrimiento al que debe estar arraigado por un poco de compañía. 

Alma gemela ˢᵃˢᵘⁿᵃʳᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora