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Cuando desperté, me hallaba recostado en su pecho. Removí cuerpo al sentir algo encima de este, pero me detuve al saber que era su mano acariciando mi pelaje. Entonces, lo observe, estaba dormido, las gafas que antes cargaba no se hallaban y su cabello se encontraba suelto, desparramado en la almohada.

Coloco mi cabeza entre mis patas, sin dejar de observarlo.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lo vi?

Observo su rostro, sus gatunas mejillas, aquellas marcas tan adorables, que hacían juego son tu redondo rostro. Tus labios permanecían delgados, y levemente rosados. Tus orejas ahora mantenían más pendientes de lo que vi en mi primera vida, había cuatro en tu oreja derecho y tres en la izquierda.

Daria lo que fuera por saber cómo estaba tu rostro en ese momento, porque estoy seguro de que tendrías miedo y aunque te gustaran los pendientes, sufres cada vez que tu piel es perforada. Sonrío mentalmente, cerrando mis ojos, para seguirte en el mundo de los sueños. Relajándome con el subir y bajar de tu pecho.

En mi mente imágenes de nuestro pasado aparecen, en donde estamos en la misma posición. Descuidados con lo que nos rodeaba, dándonos por igual, porque solo nos importaba nuestra cercanía, nuestras caricias, besos cortos y largos, eso era lo único que podía llegar a interrumpir nuestro pequeño mundo, los demás podían irse al carajo y nosotros éramos felices.

Soy interrumpido por el sonido de algo siendo abierto. Levanto la cabeza, y enderezo mis orejas siendo consciente de los pasos, y una voz viniendo hacia la habitación en donde nos hallábamos ambos.

La puerta de la habitación es abierta por un hombre, de cabellos negros y largos, marcadas ojeras y mirada penetrante. No me es difícil reconocer a ese hombre, era mi hermano.

Itachi Uchiha..

Él me observa mientras se va alejando de la puerta, sin siquiera cerrar la puerta. Se coloca a un lado de la cama sin dejar de mirarme.

―Así que... un visitante. Debería no sorprenderme.

―Meow~ ―" Eso quisiera saber"  quise decir. con una de mis garras trato de arañarlo, pero Itachi retrocedió, y debido a movimiento que hice, Naruto se removió y despertó.

―Ehh... nos resultó agresivo el nuevo visitante.

―¿Itachi? ―restriega su ojo con su mano derecha, mientras me sostiene con la otra.

―El mismo, mi ángel ―ignorando mi presencia, se acerca a él, para besar sus labios, siendo solo un casto contacto.

Naruto se levanta de la cama sin soltarme, saliendo de la habitación dirigiéndose a la cocina. Al parecer molesto con la presencia de Itachi.

Me limito a observarlo, mientras espero a que el remolino de emociones en mi pecho, logre calmarse.

Desde que puedo recordar, fue tan solo un corto periodo en donde mi hermano, fue en busca de Naruto.

Con la extraña sensación molestandome, puedo ver en mis memorias su amable sonrisa hacia Naruto, sus palabras camuflajeadas de dulzura, cuando el amargo del interior no era visible.

Y él... como en el pasado cayó, pensando que la profunda confianza que mantenían podría salvarlo, salvarnos.

Ahora es este el final que nos recibió.
Todo por él.

―¿Y este pequeño minino?

—Mm.... es mi nuevo amigo —sus dedos acariciaron mis orejas, incline mi cabeza, buscando un poco más de su atención—. Todavía no he pensado en un nombre correcto.

Espero que no sea tan raro, como lo de tus anteriores mascotas.

Itachi frunce el ceño, pero no continua la plática en donde soy el tema, simplemente cambia de esta y le comenta a Naruto como le fue su día y lo difícil que era atender a las personas que ese enojaba con facilidad. Y por mucho que Itachi comentase, él solo mantenía su atención centrada en mí.

Dándome algunas cosas de las que comía, mientras anotaba algo en su libreta, supuse que era la lista de nombre que me colocaría. Naruto se dio cuenta de que lo observaba, y me sonrió, logrando que los latidos de mi corazón lograran intensificarse.

El tap tap, del bolígrafo eran acompañados por los sí y no de Naruto, por su encogida de hombros y a veces algunos suspiros; cada una de esas acciones eran las respuesta que le daba a mi hermano, quien solo suspiro y se alejó a otra habitación.

—No le prestes atención, Blue, Itachi nunca me comprendera —me dijo.

Y era cierto, jamás logró hacerlo cuando estuvimos juntos, en sus ojerosos ojos siempre se notó esa molestia sobre lo que eramos, sobre lo que manteníamos oculto en nuestros corazones.

Itachi... nos apreciaba... pero de lejos.

—Cree que una infidelidad se puede cubrir tan facilmente.

Lo escucho murmurar. Levanto la cabeza y acaricio con mi mejilla, la suya.
No habían palabras para expresarle mi molestía.

¿De qué servía estar en una relación, cuando esa primera ilusión había acabado?

Itachi había fallado, como en el pasado.

Alma gemela ˢᵃˢᵘⁿᵃʳᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora