🌌Por favor, nunca te rindas🌌

Infancia

No recuerdo a mis padres. A veces tengo  sensaciones anteriores a mis memorias, pero no estoy seguro...

Una canción lejana; una melodía difusa que no puedo entender por completo. Tal vez por eso amo tanto la música. No debe ser importante. No, sí me dejaron atrás.

No por eso puedo decir que no tengo familia. De hecho, puedo decir que la que poseo ahora es más de lo que merezco en realidad, aunque ahora mismo está rota y dividida.

Solo sé que un día aparecí en este pueblo, perdido en medio del bosque, y el amable jefe de policía junto a su familia tuvieron piedad de mí. Dicen que me encontraron como un gran regalo; un milagro del Santo Ángel para completar sus vidas.

Solo puedo decir que les debo todo lo que soy y lo que anhelo ser.

Si hubiera podido elegir quién soy en este mundo, me habría gustado ser un monstruo como ellos: Imponentes, blancos y de mirada radiante y bondadosa. Lamentablemente no me parezco ni un poco: Soy pálido, ojeroso, mi piel es algo dorada, mi cabello es oscuro y despeinado, y mis ojos... mejor ni hablar de eso, solo basta fijar la mirada en alguien para aterrarlo por completo.

Durante toda  la primaria, en mi inocencia, imaginaba que algún día tendría cuernos, como mi hermano mayor, por lo que me regalaron un cintillo de juguete, con el pretexto de que  con el tiempo crecerían los reales. Me aferré por años a eso, para por lo menos ser mínimamente similar.

Pero ¿Qué importa eso ahora? Se han separado mis padres, se ha descompuesto mi querido piano y para más remate, mi hermano, el único ser que no me trata como una anomalía, se marchará mañana a la universidad.

Suelo ser reservado de mis emociones pero ahora no dejo de llorar y preguntarme ¿Es hora de crecer? ¿Estoy condenado al abandono? No hago nada que destaque, a no ser que sea sentir en los otros miedo o rechazo.

Creo que así como suceden las cosas, debo despegarme de mi esperanza, y eso empieza con este preciado cintillo. Tal vez otro pequeñito lo use en la clase de mi madre.

Si, me desharé de todo. Creo que ya no tengo nada más que perder.