Capítulo 14

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Dos horas después me encuentro tirada en el suelo, con Kenneth encima de mí y bañada en sudor. Mis manos están a cada lado de mi rostro, inmovilizadas por él. Observo su estúpida sonrisa arrogante, la misma que lleva plasmada en su rostro durante casi media hora.

Ya había perdido la cuenta de la cantidad de ejercicios que había realizado. La primera hora y media me había dedicado a eso, ejercicios de calentamiento, fuerza, resistencia y velocidad. Después había empezado lo bueno, los enfrentamientos entre nosotros.

Kenneth me entrenaba a mí, mientras que Eric y Blyur eran entrenados al otro lado de la habitación, por Aither. Porque sí, los dos idiotas habían decidido que, si Eric iba a quedarse con nosotros, debía saber defenderse para casos en los que fuera necesario.

La verdad, es que no era una mala idea. Creí que seguirían insistiendo con eso de que Eric debía olvidarse de todo esto y volver a la tierra, pero parece que se dieron cuenta que jamás lo permitiría y decidieron desistir de esa idea.

Evidentemente le preguntaron qué era lo que él quería porque fuera cual fuera nuestra decisión, la que tenía mayor peso era la suya. No podía retenerlo conmigo si lo que realmente quería era regresar a casa.

Por eso cuando le preguntaron cuál su decisión hubo unos instantes de un silencio que me estaba matando, pues todos —especialmente yo— anhelábamos saber cuál sería su decisión.

Estaba ansiosa, sí. No voy a negar eso. Y también soy una egoísta porque a pesar de todas las cosas que sabía que Eric debía dejar si se quedaba, no estaba muy dispuesta a dejarlo ir; prefería mil veces que se quedara a mi lado a tener que despedirme para siempre.

Pero repito, fuera cual fuera su decisión, iba a respetarla sin importar lo mucho que pudiera dolerme o afectarme, pero todas mis dudas y temores se disiparon cuando él me miró.

—¿Recuerdas la promesa que te hice hace algún tiempo? —preguntó.

No me fui muy difícil saber a lo que se refería, era una promesa a la que siempre hacía alusión y me la recordaba continuamente.

Nunca te dejaré sola. Siempre podrás contar conmigo y estaré para ti cuando me necesites. En las buenas y en las malas, estaremos juntos —cité sus palabras al tiempo que una pequeña sonrisa se adueñaba de mi rostro.

—Ahí tienes tu respuesta.

Y fue de esa forma que le dieron la bienvenida a Eric.

Blyur le dio un pequeño golpecito en el pecho al tiempo que le agradecía por cuidarme. Aither esbozó una enorme sonrisa —como ya era costumbre— y abrazó a mi amigo con efusividad.

Kenneth, por otra parte, se limitó a hacerle un asentimiento con la cabeza al tiempo que las comisuras de sus labios se elevaban un poco. Lo cual era todo un logro viniendo de él.

De esa manera habíamos llegado al escenario en el que nos encontrábamos ahora. Claro que antes tuvimos que limpiar y cambiarnos debido a la sangre que manchaba nuestros cuerpos. Parece que su poder curaba las heridas, pero no desaparecía la sangre que estas causaban.

Una ligera decepción, la verdad.

Todos estábamos en aquella habitación en estos instantes. Sorprendentemente, Eric sabía defenderse mejor de lo esperado, solo era cuestión de pulir sus técnicas.

Algunas cosas se las enseñaba Aither, pero la mayoría de su entrenamiento había sido con Leilani, la misma chica que había sido capturada y abandonada en el bosque. Una hermosa rubia de ojos verdes que tenía la capacidad de dominar la naturaleza y sus componentes.

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