Capítulo 16

66 16 39
                                    

—Acompasa tu respiración y céntrate en el objetivo frente a ti.

Respiro hondo al tiempo que enfoco mi vista en la manzana que se encuentra a unos metros de mí. Apunto directo a ella y suelto un gruñido de frustración cuando la flecha pasa a un costado.

—Intenta de nuevo.

Tomo otra de mis flechas y me preparo para disparar, trato con todas mis fuerzas de concentrarme en ello, pero soy capaz de percibir sus pasos de un lado a otro detrás de mí, provocando que una ola de nervios me invada.

—¿Podrías quedarte quieto? —murmuro— Me pone inquieta saber que estás ahí detrás simplemente observando.

Escucho una risa brotar de sus labios y cuando suelto la flecha, fallo de nuevo.

—Si te pone inquieta el hecho de que simplemente esté caminando, no me imagino cuando estés en el campo de batalla y estén tratando de matarte.

Ruedo los ojos y me limito a tomar otra de las flechas para prepararme. Apenas estoy comenzando a acomodarme cuando escucho la voz de Kenneth de nuevo.

—Estira más el brazo, espalda recta, la dirección de la flecha está mal y...

Hago un enorme, enorme esfuerzo por no voltearme y propinarle un golpe, pues sé qué momento viene ahora.

El momento donde me regaña y se desquita conmigo.

—Es en serio, Nyari. ¿Qué carajos has estado haciendo estos meses? Ya repasamos esto un millón de veces y sigues sin lograrlo a la primera.

—Bueno, perdóname por no saber usar un arco cuando hasta solo hace unos meses mi vida era normal —siseo.

—Pues olvídate de eso, aquí no puedes permitirte tener errores. Ahí estaba bien, pero aquí un error puede costar una vida, agradecería que te esfuerces más y pongas de tu parte.

—Estoy esforzándome —murmuro.

—Pues no lo parece, entrena más duro si realmente quieres quedarte aquí, tus amigos han tenido más avance que tú, incluso Eric que no cuenta con una habilidad ha progresado más que tú.

Por un momento realmente me entran ganas de cambiar de objetivo y, en lugar de dispararle a la manzana, dispararle a Kenneth.

Estoy segura de que sería un mejor blanco e incluso sería más satisfactorio.

—Hago mi mayor esfuerzo.

—Entonces no es suficiente, una niña como tú no me sirve en el campo de batalla, no estaré detrás de ti para protegerte siempre que te metas en problemas, porque desde que llegaste aquí es lo único que haces, meterte en problemas.

—Yo no...

—¿Tienes idea de cuántas cosas he tenido que arreglar por tu culpa? He tenido que convencer a todos de que tú presencia y la de tus amigos podría sernos útil, pero si vieran la deplorable manera en la que peleas, ten por seguro que te sacarían de aquí y yo no lo evitaría.

—Lo que los demás piensen de mí no me importa, no los conozco y ellos tampoco me conocen.

Odio estos momentos en donde simplemente quiero darle una patada y largarme, los momentos donde me hace sentir muy inferior y se pone a exigirme más de lo que puedo. Odio la manera en la que se para frente a mí y me obliga a escucharlo, pero por sobre todas las cosas, odio saber que tiene razón y que lo único que he hecho ha sido meterme en problemas.

Decidida a ignorarlo, vuelvo a mi posición inicial y espero que, dándole a la bendita manzana, me deje descansar.

La suerte parece no estar de mi lado y la flecha se desvía más de lo que debería, estando demasiado lejos de su objetivo original.

Princesa de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora