〖Capitulo VIII〗

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Decidió no contestar el mensaje a su madre. 

Sabía que la omega no se iría hasta que le abriera la puerta, así que no le quedaba otra que levantarse y hacerlo. 

Volvió a mirar al chico a su lado. Sonrió inconsciente, el aroma dulce del omega estaba impregnando en toda la habitación, en su cama, en sus sábanas y frazadas, hasta en su propio cuerpo y no podía estar más de acuerdo con eso.

Vió la cabellera chocolate revuelta contrastar con lo blanco de la almohada, tenía la espalda descubierta. Resistió el impulso de hundir su nariz en el cuello del menor, ahora tenía que atender a Zandara.

Se levantó, escuchando un pequeño quejido del chico. Éste se dió vuelta, estirando sus brazos al aire y bostezando. Sus ojitos verdes esmeraldas a penas se abrieron por la claridad del día. Se restregó.

JiMin se mordió el labio. JungKook recién despierto era el desastre más hermoso que había visto.

Su aroma el más dulce, y el que lo hacía perder mentalmente. Estaba cayendo tan profundo con éste omega.

Suspiró.

─Buen día, pequeño dormilón,─ Susurró el mayor. JungKook sonrió.

─Buen día, JiMin,─ murmuró éste. ─¿Qué hora es?─ Preguntó, con voz pastosa y somnolienta. Le pesaban los ojos y sentía el cuerpo relajado y pesado, había dormido de lo mejor.

Tal como lo venía haciendo las últimas tres noches y es que el pecho del alfa es la mejor almohada. No iba a admitir eso en voz alta, por supuesto que no.

─Son pasadas las 9, Kookie,─ también tenía la voz somnolienta, y por un momento se perdió en los orbe verdes brillantes. ─Cierto,─ murmuró, recordando. ─Hay que levantarse, chiquito,─ acarició el desordenado cabello.

Luego se puso de pie. Estaba con shorts de deportes y sin remera. Se estiró.

─¿Un ratito más? ¿Puede ser, alfa?─ habló, haciendo un puchero inconscientemente.

─Es que...es que ha venido alguien,─ susurró y justo en ese instante volvió a sonar el timbre. JungKook se sentó de repente, un poco de miedo corriendo por sus venas. JiMin se dió cuenta. ─No, no, Kook no tengas miedo. Es solamente mi madre ─ dijo, acercándose por el otro lado y colocándose a la altura del menor, le tomó del mentón con delicadeza. ─No hay nada de que preocuparse.

─¿Cómo no, JiMin? ─ susurró apenado, mirando el profundo océano que tenía por ojos el alfa. ─Es tu madre ¿Qué va a decir de mi? Yo aquí. ¿Si quiere que me vaya? O me echa a la ─ JiMin lo cortó con un suave beso en los labios. El omega gimió bajito y se relajó bajo el suave tacto del mayor.

─Sh, no te preocupes lindo omega,─ lo calmó. ─Nadie te va a echar a ningún lado, mi madre es la omega más buena que puede haber, además, ésta es mi casa,─ sentenció. Besó la frente del chico. ─Voy a cambiarme. Si no quieres, puedes quedarte en la cama yo la atiendo o si quieres, puedes venir a desayunar con nosotros,─ JungKook contempló lo primero, pero cuando mencionó desayuno su pancita gruñó, tenía mucha hambre. ─Voy a pedir que nos suban Waffles con chocolate, y frutas rojas, jugo y algún bollito de banana,─ guiñó un ojo.

─Eres malo, alfa,─ dijo el omega. JiMin rió entre dientes porque parecía un niño.─Sabes que los Waffles son mi debilidad,─ dicho eso ya se estaba levantando. El alfa sonrió.

─Bueno, puedes tomarte el tiempo que quieras. Voy al baño y a atender a mi madre, cuando quieras salir está bien ¿Si?─ JungKook sonrió, y se tiró en la cama de nuevo. JiMin sonrió, complacido.

Burdel «JIKOOK» OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora