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(Chifuyu)

24 de diciembre

Me desperté el día de Nochebuena y experimenté de manera instintiva una auténtica emoción: ¡Yupi! ¡Por fin ha llegado el día de Nochebuena: el día anterior al mejor día del año! Mi segunda reacción fue un penoso recuerdo: Pff, y sin nadie con quien compartirlo. ¿Por qué permití que mis padres se fueran de luna de miel con veinticinco años de retraso? Semejante muestra de altruismo no era propia de esta época navideña. 

Peke J, el gato negro de la familia, pareció estar de acuerdo conmigo en que el día no comenzaba de forma demasiado prometedora. Se me restregó de manera agresiva contra el cuello, estiró la cabeza sobre mi hombro y luego profirió su gruñido característico directamente dentro de mi oído para indicarme: «¡Persona, sal de la cama y aliméntame!». 

Como Mitsuya se había esfumado con Hakkai, yo había pasado la noche en mi refugio personal en casa de mi abuelo. Mi refugio es un diván antiguo cubierto con mantas tejidas a crochet, que se encuentra debajo de una ventana, en el ático. Mi abuelo transformó aquel espacio en su apartamento de jubilado tras vender el negocio de la planta baja y después de que mi familia se mudara al apartamento del segundo piso, donde mis abuelos criaron hace muchos años a mi madre y a mis tíos. Mi abuela murió justo antes de que yo naciera, por lo que ese podría ser el motivo de que el abuelo me considere su nieto especial. Me pusieron el nombre pensando en ella y llegué al apartamento de abajo justo cuando mi abuelo estaba mudándose arriba. De modo que si bien había perdido al amor de su vida, había ganado un nieto a quien consentir. El abuelo decía que había decidido renovar el ático a modo de apartamento de soltero tardío, porque subir las escaleras todos los días lo mantendría joven. 

Yo cuido a Peke J cuando mi abuelo se marcha a Florida. Es un gato de lo más gruñón, pero, últimamente, me cae mejor que Mitsuya. Mientras lo alimente y no lo asfixie a besos no deseados, sé que jamás me dejaría de lado por un chico. Peke J es lo más parecido a mi propia mascota que me permiten tener en el espacio donde vivimos y lo adoro.

Cuando era pequeño, adoptamos dos gatos llamados Holly y Hobbie, que desaparecieron deforma muy repentina. Ambos murieron de leucemia felina, aunque yo no lo entendí en ese momento. Me dijeron que Holly y Hobbie se habían graduado y marchado a la «universidad» y por ese motivo ya no los veía más. Se fueron a la universidad un par de años después del incidente del hámster, así que entiendo por qué mantuvieron la verdad en secreto. Pero si hubieran sido sinceros en aquel momento, les habrían ahorrado a todos mucho dolor. Porque cuando yo tenía ocho años y fui con mi abuelo a visitar a mi primo Mark, que cursaba primero de universidad en el Williams College, me pasé todo el fin de semana recorriendo los callejones y examinando cada grieta de las estanterías de la biblioteca en busca de mis gatos. En ese momento Mark tuvo que contarme la verdad, nada menos que en el comedor lleno de gente, de por qué los pobrecitos no se encontraban, en realidad, en su universidad ni en ninguna otra universidad que no fuera la grande, la del cielo. Ahí comenzó el Incidente Chillón, fase 2. Digamos que es probable que el Williams College se sienta agradecido si no les envío una solicitud de ingreso. 

Desde entonces, he pedido en diversos momentos adoptar un gatito, una tortuga, un perro, una cotorra y una lagartija, pero todas las peticiones han sido rechazadas. Y, sin embargo, yo les di permiso a mis padres para irse de vacaciones durante Navidad, sin remordimientos. Entonces me pregunto, ¿cuál de las partes actuó de manera injusta?

Me gusta pensar que soy una persona optimista, sobre todo durante las fiestas, pero era innegable que estas Navidades se habían convertido en algo duro, frío y asqueroso. Mis padres se hallaban en Fiyi, Mitsuya pasaba todo el tiempo con Hakkai, el abuelo estaba en Florida y casi todos los primos se encontraban dispersos por todas partes y lejos de Manhattan. El 24 de diciembre, que debería haber sido el día más fascinante antes del día más fascinante del año, parecía que iba a convertirse en una tortura. 

𝐭𝐡𝐞 𝐧𝐨𝐭𝐞𝐛𝐨𝐨𝐤 ♡ (𝖻𝖺𝗃𝗂𝖿𝗎𝗒𝗎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora