Capítulo tres: Luces y lunares

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29/Noviembre/ 2019 12:22 am

En el auto camino a la fiesta empecé a disociar, mi mente se convirtió en un proyector de pensamientos y escenarios que me daban mal presentimiento como el que mi padre me atrapara o que me llene de ansiedad en la fiesta, supongo que es natural al no haber ido a ninguna. Lo cual también es raro porque tanto Elías como Anna salen mucho de fiesta.

La casa de este amigo de Elías llamado Marco quedaba como a 20 minutos de la misma y debido a la hora no había nada de trafico entonces pudimos llegar relativamente rápido, ver la ciudad de noche con esas hermosas lucen que resplandecen haciendo reflejo en mis ojos me encantan, la música dando la vibra perfecta para el momento y estoy con personas que confió. Elías es un buen amigo y tenemos una historia curiosa porque cuando lo conocí, lo deteste por completo, es gracioso como al final terminamos siendo muy buenos amigos a pesar de ser distintos, el es la persona más despreocupada que conozco. Su vida se resume a fiestas, tatuajes y skate.

En el colegio siempre le fue mal pero su padre es un importante ejecutivo entonces no se preocupa mucho por el futuro, a diferencia de mi. El puede ser un completo imbécil pero al igual que Anna, el me ha apoyado mucho y aunque me cueste admitirlo, lo quiero mucho.

Después de un rato perdida en mis propios pensamientos me di cuenta que ya habíamos llegado a la casa de Marco, me vi en mi espejo de bolsillo y después entramos a su casa, era una casa enorme y muy elegante, se notaba que era un amigo de Elías. Pasamos por la entrada principal hasta la gran sala donde estaban la mayoría de personas, que no eran pocas, en una mirada rápida a los alrededores me di cuenta que no veía caras familiares, Anna por otro lado saludo a medio mundo ahí dentro y me presento con mucha gente, me sentía bien, sentía que encajaba y tener ahí a mis amigos me lleno de seguridad. Había todo tipo de personas ahí dentro, personas ya borrachas, otros claramente drogados, grupitos separados bailando la pegajosa melodía de fondo, chicas lindas en vestidos cortos y muchos hombres jugando drink games.

Estuve un rato analizando mis alrededores hasta que llego Marco a saludarnos -¡Hey chicos!- grito mientras se acercaba a notros -¿Que tal todo hermano?- dijo Elías mientras se acercaba a saludarlo más de cerca, -Ellas son Anna y Mila, espero no te importe que las haya invitado- decía con intención de presentarnos.

-¿Bromeas? como me molestaría que trajeras chicas lindas-

Diciéndolo mientras sonreía y nos veía de reojo a ambas, se notaba que intentaba coquetear sin saber que Anna es lesbiana y a mi no me interesan esas cosas.

-Que bueno que te gustan las chicas lindas porque a mi también me encantan- dijo Anna de repente, Anna como siempre directa en lo que quiere decir, como pude intente aguantar mi risa pero eso no funciono muy bien que digamos.

Intentando fingir que nada paso, Marco se fue con Elías a la cocina a traer mas cervezas mientras que Anna y yo nos dirigimos al salón principal donde se escuchaba mejor la música, esa combinación de luces led de colores y el ritmo de la música queriendo hacer moverme pero sin hacerlo bien ya que me daba algo de vergüenza. —Deja de pensar en lo que otros piensen Mila, todos aquí están bailando-

Me dijo Anna mientras intentaba hacerme bailar como ella y pensándolo bien la verdad si quiero bailar así que, a la mierda todo. Junto a Anna empecé a mover mis caderas al ritmo de la canción de un lado al otro, haciendo ligeros movimientos con las manos mientras cantaba la letra, moverme lento de arriba a bajo mientras sentía el momento y me sentía viva.

Siento las luces de colores pegando hacia mi vestido negro al igual que sentía miradas pero esto no me importaba para nada yo me sentía una completa diosa y eso era todo lo que importaba, tener dopamina en mi cerebro por una vez no estaba tan mal.

LimerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora