chocolate & un cigarro (experiencia rd)

XXXIX. Miedo.

Holaaaaaaaaaaaaa
¿cómo están calabacitas?

ya extrañaba estar por aquí.

creo que les debo una disculpa por no actualizar, ando muy estresada, perdonen, lo bueno es que ya estoy aquí.

Este capítulo será cortito hsks.

Estaba en clase, aburrida y Peter comenzó a hablar.

-¿Qué es lo que más te da miedo?—Preguntó Peter.

Sinceramente, dudé en contestarle, porque todos sabemos cómo es Peter el en cannon, luego me odié por eso, él no me había dado razones para desconfiar en es realidad.

—Bueno—Comencé.—Depende, si hablamos de una manera algo superficial, te diría que el Varón Sanguinareo, pero si quieres una respuesta "profunda", diré que morir en soledad, ¿qué hay de ti?

-Superficialmente, las serpientes—Dijo.—Y si hablamos de profundidad, diría que...—Se quedó callado un rato.—Que mis amigos me crean inútil o algo así.

Esto se los cuento porque es importante para luego, KEEP THAT IN MIND.

Peter me daba buenas vibes, pero eso me daba malas vibes, y bueno, para mi fue muy complicado establecer una relación con Pet, pero lo estaba logrando.

Anyways, seguimos hablando pero nada del otro mundo.

Para esto, yo todavía no hablaba con Reggie muy bien.

Yo andaba media triste porque bueno, Reggie no es una persona muy expresiva, entonces, yo tenía la idea de que nuestra amistad TAL VEZ no daría para más.

Bueno, entonces me fui a mi cuarto toda la tarde, no quería hablar con nadie que no fuera Regulus, y estaba muy confundida, no sabía si yo amaba a Regulus como pareja o como un hermano o algo así, porque cuando nos abrazábamos (que no eran muchas veces), solía sentir mariposas, pero no tenía ganas de besarlo, no sé, raro.

No fui a cenar, y alguien tocó mi puerta.

Y pues como buena mexicana...

—¿Quién?—Pregunté gritando.
-Ammm, soy...—Comenzó.—Soy yo, Regulus.
—Voy.—Dije algo emocionada.

Abrí la puerta y estaba Regulus.

—Pasa.—Le dije.
-No, gracias, solamente vine a dejarte esto.—Dijo y extendió su mano, era un disco de vinilo, con una nota.

—Gracias Reggie.—Dije.

-Te ves...—Comenzó.—Natural, te ves bonita.
—Es lo más lindo que me has dicho.—Dije.
-Mentirosa, siempre te hago cumplidos.
—Este se sintió genuino.

-Descansa Aurora, buenas noches.—Se despidió y se fue, ni siquiera volteó a verme.

Imaginen la escena.

Yo parada en pijama, con pantuflas, el cabello despeinado horrible, sin una pizca de maquillaje, parada en el marco de la puerta abierta de mi habitación, y Regulus, con el pantalón y la camisa del uniforme, la corbata muy bien atada, un abrigo gris, el cabello divino, parado enfrente de mi, dándose la vuelta, dejándome parada como estúpida, con un disco de vinilo en la mano, sonrojada por el cumplido y con la boca abierta.