En esta historia nuestro protagonista Licorice va al Mercadona para góticos y emos; también llamados enos. Allí vivirá una gran aventura y colaborará con gente para conseguir salir vivo. Aviso: No hay amor, solo compañerismo :)
Unos minutos después, nuestros protagonistas llegaron a la sección de la leche y los productos lácteos. Estaba plagado de galletas, aquello parecía un lugar en el que estuviesen regalando dinero y fama.
-¿Y bueno... en fin... ahora que hacemos?- Preguntó Espresso.
-Pues como hay muchos idiotas, opino que deberíamos de ir los tres juntos para que no nos arrollen, nos quedemos planos y nos pongan de alfombra.-
-Pero... si ya somos planos...-
-¡¿Bueno entiendes lo que quiero decir, no?!- Exclamó Licorice.
-Sí, sí.-
Bat-cat, Licorice y Espresso fueron juntos abriéndose paso entre las galletas. Licorice calculó que habría unas 500 o 450. Iban a necesitar un insecticida los del Mercadona. Llegaron al centro del problema un tiempo más tarde y entonces entendieron porque había tanta gente.
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-Así que ese era el motivo...- Musitó Licorice.
-Se ve que sí.-
Ágilmente, Licorice y Espresso se hicieron con dos paquetes cada uno con, como no, la ayuda de Bat-cat (les costó lo suyo que estuviesen en condiciones porque esas galletas eran como tigres, durante la pelea lo habían roto todo).
-¡Lo conseguimos!- Exclamó Espresso.
-Con esto podré hacerme todo el café que quiera, ahora solo me faltan...-
-¡ESPERA! Esto no puede ser así de fácil, algo va a suceder.- Dijo Licorice.
Como por arte de magia, apareció de nuevo Cream Puff.
-¡¿Otra vez aquí?! Ya te he dicho que te vayas tonta, pero antes vas a pagar por lo que me has hecho.- Dijo Licorice.
-Nunca me voy a ir de aquí.-
Licorice se abalanzó sobre Cream Puff y tras él Espresso, que debía de haber entendido toda la situación y lo que había sucedido antes. Espresso y Licorice derrotaron a Cream Puff pero esta no se dio por vencida. Había recogido el puerro de antes y disponía a tirárselo a Licorice. Pero Licorice vio lo que se disponía a hacer y se lo quitó de la mano. Acto seguido, gritó:
-¡SEGURIDAD!-
Al momento, vinieron dos galletas fuertes y se la llevaron de allí.
-¡Pagarás por esto Licoricee!-
-A ver cuando-
Entonces, Espresso le dijo a Licorice que si le acompañaba a por el café y él le dijo:
