Vientos de cambio

Wabi-Sabi

"Uno de mis grandes secretos era saber que tenía el poder de hacerla sonreír".

- Anita Diamant

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No todo había salido completamente al revés de lo que había planeado. La misión fue un fracaso. Se estaba quedando sin chakra y, aunque trató de pensar en una estrategia, pensó en cada pequeña posibilidad que tenía, se encontró a sí mismo siendo completamente derrotado sin ninguno de sus compañeros de equipo a su alrededor también. Ahora estaba llegando a su límite y esta vez no conseguiría un ayudante en el último momento como Asuma. Había fallado. Su estrategia para la misión se había derrumbado, los amigos de los que era responsable estaban quién sabe dónde. Ni siquiera sabía si estaban vivos.

Trató de calmarse. Sabía que tenía que haber una posibilidad. No podía seguir reteniendo a Tayuya durante más tiempo, pero tampoco podía pensar en un plan. El único miembro femenino del Los cuatro del sonido lo miró sonriendo, entendiendo que más temprano que tarde tendría su kunai perforando las entrañas del Nara. Este parecía ser el final después de todo...

Hasta aquí había llegado. Siempre pensó que iba a ser un shinobi promedio, con una vida promedio. Se casaría con una chica normal, ni muy guapa ni muy fea, tendría dos hijos, un niño y una niña, se retiraría cuando su hija se casara y su hijo se convirtiera en un ninja exitoso y pasaría el resto de sus días simplemente jugando shogi o go, una agradable, despreocupada y relajada jubilación... y luego morir de viejo antes que su esposa. Sí, esa era la vida que quería... y, sin embargo, terminó esforzándose, lo que pensó que era muy impropio de él. A pesar de que quería terminar como un chico normal, tenía que meterse en esta situación difícil.

"¡Eres mío!" Tayuya declaró su sentencia de muerte.

Eso fue todo.

Se acabó el juego. Solo cerró los ojos, aceptando su destino. Realmente había hecho algo agotador allí mismo... se puso de pie para sentir el viento en la cara por última vez. Conmocionado se sintió cuando el viento se intensificó, llenando el aire con un estilo seco y cortante. Lo reconoció de inmediato. Cuando abrió los ojos, lo confirmó, un vendaval había arrastrado a la shinobi del sonido de sus pies lejos de él. La corriente de viento era tan fuerte que solo una rama sujetaba a la pelirroja desde su inminente caída.

"¿Quién eres tú?" Ella gritó.

Su silueta definida aterrizó frente a Shikamaru. Su perspectiva, aunque cambió, aún conservaba esa esencia fascinante de la primera vez que se conocieron. Incluso con solo ver su postura, sabía que ella seguía siendo tan estoica y contundente como en ese entonces.

"Una aliada de la Hoja."

Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

¿Aliados? Bueno, eso era definitivamente interesante.

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Después de la muerte del Cuarto Kazekage, Sunagakure estaba sumida en una conmoción. El futuro de la aldea todavía estaba en duda y la incertidumbre había fortalecido la voz de los grupos Anti-Kazekage. Deseaban un Kazekage más fuerte y afirmaban que ninguno de los hermanos estaba a la altura. Las manifestaciones comenzaron a surgir después del fracaso de la alianza con Otogakure, que desafortunadamente había sido reprimida con rudeza, incluso con el uso de la violencia por parte del Consejo de Sunagakure. Incluso comenzaron a circular rumores que involucraban a varios ancianos de Suna con el levantamiento de estos grupos.

Sin embargo, una cosa estaba clara para Temari. Ni sus hermanos ni ella estaban a salvo en Suna. Sin embargo, también sabía que ninguno de los dos podía soportar la idea de echarse atrás. En el pasado, obedecerían órdenes de lo que, pensaban, era la voluntad de su pueblo. Ahora, incluso si tuvieran que desafiar esas órdenes, lucharían por el bienestar de su hogar y de su gente.