Vientos de cambio

Panacea

"La emoción que puede romper tu corazón es a veces la misma que lo cura."

- Nicholas Sparks

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Todos iban a estar bien. Todos iban a estar a salvo. Todos se iban a recuperar. En ese momento, le importaba un carajo Sasuke, Orochimaru o el hecho de que su primera misión había sido un fracaso. Choji, Kiba, Neji, Naruto y Lee; todos sus amigos estaban vivos y respirando. Las lágrimas llegaron como todo el estrés y el miedo, la inquietud y la preocupación de las últimas 48 horas, todo se derrumbó sobre él. Demasiada carga para llevarla a hombros de un niño.

"La próxima vez llevaré a cabo la misión a la perfección." ahogó las palabras, esto no era solo una promesa para su aldea, sino una promesa solemne para sí mismo. No dejaría que un amigo muriera a sus órdenes.

Cuando llegaron más lágrimas, sintió dos manos suaves sobre sus hombros. Miró hacia arriba para ver un par de ojos verde azulado. Cuando la miró a los ojos, todo lo que pudo ver fue cariño y calidez. Aquellos ojos que hace un minuto le exigían que se levantara con mirada severa, ahora estaban llenos de comprensión.

Verlo así fue una fragilidad inesperada, por decir lo mínimo. Los hombres eran extraños. Pero este tipo era quizás más parecido a ella de lo que ella había querido admitir.

Sin una palabra, se encontró atrapado en un suave abrazo y se encontró llorando sobre su hombro.

"Lo intenté..." sollozó, pero no salieron más palabras.

Sintió una mano acariciando tiernamente la nuca y una voz suave que le susurraba al oído que todo estaba bien, que todo estaría bien.

No sabía cuánto tiempo se quedaron así. Le parecieron horas. Nadie los interrumpió. Ella no le dijo que se detuviera o que se alejara. Durante el tiempo que fuera, ella se quedó allí consolándolo. Cuando las lágrimas finalmente se detuvieron, y sintió que tenía el control de nuevo, se apartó con cuidado de su calidez. Se quedó allí mirando a esa mujer esperando que una frase dura lo golpeara. Pero no llegó. Ella no se burló de él ni le dijo que necesitaba ser más fuerte. Ella simplemente le sonrió y le secó las mejillas con cuidado.

Esa era su dualidad. La misma mujer problemática era la que lo consolaba, le comprendía sin ningún juicio moral. No podía creer que fuera la misma mujer hablando sobre el entrenamiento emocional y la inevitabilidad de las pérdidas durante las misiones de hace un minuto.

Saltó cuando escuchó una tos que venía de detrás de él. Se dio la vuelta para ver a su padre todavía parado a unos metros de ellos apoyado en la pared del hospital. Tsunade y Shizune se habían ido hacía mucho tiempo y no había nadie más. La expresión de su padre estaba absolutamente en blanco cuando se acercó a ellos.

"Hijo, Neji y Choji todavía están en cuidados intensivos, pero Kiba y Naruto están en el cuarto piso y reciben visitas", dijo con la misma expresión. "Como líder del equipo, deberías ir a verlos."

Shikamaru asintió, limpiando los rastros restantes de lágrimas que quedaban en su rostro. Necesitaba verlos y ellos deberían verlo bien. La misión había terminado, pero su responsabilidad con sus compañeros y amigos no. Se volvió hacia la chica, que todavía estaba de pie en el pasillo del hospital.

"Tengo que irme", dijo, tratando de explicarse. Su asentimiento le aseguró que no necesitaba explicaciones, lo entendió.

"Sí..." dijo mientras miraba hacia el banco y agarraba su abanico. "Debería ir a buscar a mis hermanos. Dado el clima, probablemente tendremos que quedarnos aquí por un tiempo..."