Vientos de cambio

Despedida

"Ese beso de despedida que se asemeja a un saludo, esa última mirada de amor que se convierte en la más aguda punzada de dolor".

- George Elliot

~

Estudió cuidadosamente su rostro mientras ella analizaba el tablero frente a ellos. Observó con una sonrisa en su rostro la forma en que sus cejas se fruncieron mientras trataba de tomar una decisión sobre cuál debería ser su próximo movimiento. Shikamaru encontró su despliegue facial inconsciente todo un espectáculo en sí mismo. Nunca había visto a una mujer de sus características, por lo general tan decidida y segura, mostrar tantas dudas para dar un paso.

Tener que esperar era bastante problemático, pero se entretuvo descubriendo los patrones de comportamiento en la expresión facial de la kunoichi. Sabía, por su propia experiencia, que todos tenían un patrón que probablemente seguirían cuando estuvieran atrapados en un movimiento. Estaba tranquilo y sereno. Se había convertido en un hábito para él simplemente cerrar los ojos y colocar sus manos en forma de círculo, con cada dedo conectando con su contraparte de la otra mano. Le ayudaba a pensar con claridad, de forma más organizada.

Ella, bueno, era diferente. Una flor del desierto, áspera pero sorprendentemente hermosa. Claramente odiaba sentir que no tenía control sobre la situación. Sus cejas se fruncirán mientras descansaba su cabeza en el dorso de su mano y esporádicamente se toca el flequillo sacándolo de los ojos. Esos grandes ojos verde azulado escudriñaban el tablero incansablemente, buscando constantemente con desesperación la ventaja, ese movimiento fatal que podría costarle a Shikamaru el juego, darle la victoria.

Shikamaru se rió entre dientes ante este pensamiento. Como si eso fuera a suceder. Ella no lo había vencido en un juego de shogi antes y él dudaba que ella lo venciera pronto.

Sus dedos comenzaron a vagar por el tablero, extendiéndose hacia adelante. Apenas rozó la parte superior de una pieza antes de retirar la mano con una mirada suave y una mirada decepcionada. Su mano izquierda volvió a su cabello, pasando sus dedos suavemente a través de sus mechones arenosos. Fue allí mismo cuando Shikamaru pudo confirmar su teoría, ella estaba frustrada o pensando mucho, probablemente ambas cosas.

Shikamaru se permitió vagar en sus pensamientos. Solo había pasado una semana desde que él le había enseñado a jugar shogi, y estaba aprendiendo bastante rápido. Sin embargo, eso no lo sorprendió en absoluto, sabía que ella era una mujer problemática pero inteligente. 

Desafortunadamente, entre su trabajo en la Academia, sus misiones y su nuevo puesto como embajadora de Sunagakure, rara vez tenían tiempo para verse fuera del trabajo. Entonces, cuando tenían algo de tiempo, se sentaban y jugaban una partida y, aunque pudiera parecer una locura, fue a través de estos partidos que Shikamaru llegó a conocerla mejor.

Todavía no podía creer que ella aceptara jugar al shogi con él esa primera vez. Rara vez tenía un oponente nuevo y aunque jugar con Asuma siempre tendría un significado especial para él, estaba contento de encontrar un rival nuevo y decente. Desde los exámenes Chunin, se había preguntado cómo sería jugar contra ella, pero dada su naturaleza problemática, pensó que, al igual que su madre,  se negaría por completo jugar contra él. Para su sorpresa, ella aceptó, aunque ahora que él lo había pensado mejor, probablemente aceptaría buscar esa revancha uno a uno que le reprochó.

Nunca pudo entender su obsesión por un combate en el que ella lo había vencido. Bueno, en realidad le había ganado dos peleas, en los exámenes y en la que lo dejó escapar. Sin embargo, ella seguiría existiendo. Ella no ganó ninguno de los dos, en el primero ganó el combate mientras que perdió la batalla y en el segundo ganó la batalla pero perdió el combate. Siguiendo su lógica, estaban en un punto nulo; ninguno de los dos había derrotado completamente al otro y, hasta cierto punto, no podía negar su problemática lógica.