Un Demonio Disfrazado De Ángel

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Lluvia... Es lo que alcanzaron a ver, sintiendo el frío, tristeza, desesperación... Roto... Todo en él estaba definitivamente roto. Había lastimado y acabado con la posibilidad de estar con la mujer que amaba, con la única chica que había conectado de una manera tan mágica, como lo fue con Hikari... Al igual que el clima, estaba nuestro amigo Kazuto, bañado en lágrimas y recibiendo consolaciones de su hermano, Skeit.

—Lo dañe hermano... Otra vez lo hice...¿Por qué hago esto? ¿Por qué la lastimo? ¡¿Por qué regresa a mi?! ¡Maldición!—Se aferro a su hermano como si fuera un bebé desamparado. Con su rostro ardiendo y el alma casi al descubierto.

—No se que te paso de verdad... ¿No la quieres?

—¡Si la quiero!—Apretó mas fuerte su agarre al suéter.—Pero... Ella merece a alguien mejor, no una persona que aunque la intente salvar, siempre sale herida... Alguien que no le tenga miedo a su padre... Que sea mejor que yo.

¿Crees que Skeit se contuvo ante semejante estupidez? Pues... Créeme que no. Kazuto miró a su hermano desconcertado sujetando su mejilla, viéndolo atónito, después de oírse un fuerte ¡Plam!

—¿Se te olvidó lo que te dijo Hikari la otra vez? No dejes a alguien por creerte insuficiente, mejora y se lo que ella necesita, un hombre fuerte, capaz de todo, no un niño llorón que la insulta, la bota, y luego se arrepiente ¡madura! Me estresa verte así...—Lanzó un bufido cansado, mientras se acomodaba en su silla cruzandose de brazos, lo vio de reojo. —La amas, buscala... Si no, quedate y llora todo lo que te de la gana. Punto.

—Pero... Pero...—Apretó con fuerza su mejilla, casi arrancandose trozos de la piel con las uñas, sentía la impotencia correr por sus venas, por su mente no dejaban de pasar frases hirientes, y llenas de odio hacia el mismo... <<Ay... ¿Que voy a hacer ahora?>> Ya la había perdido, por segunda vez... O ¿tercera?

Kazuto, era obvio. Ir por ella. Pedirle disculpa, admitir que fuiste el más estúpido del universo, arrodillarte y ser el caballero que siempre te categorizaste, ser el hombre que necesita, como ella y tu hermano dijeron, no puedes darte el lujo de perderla otra vez.

Él se levantó decidido a buscarla, no iba a perder más tiempo, ve a su hermano y con una enorme sonrisa, sin dejar de asomarse las lágrimas.—Gracias...

Y así fue tras lo único que le había terminado de dar sentido a su vida, de darle lo que él más había querido, un hogar, un amor sincero y desinteresado. Eso era ella.

—Ay hermano...—Tomo una bola de chocolate que tenía sobre la mesa; se la comió.—También tengo que resolver problemas con alguien.

*
*
*

Misaki estaba encantada con toda la variedad de libros que se encontraba en la biblioteca, casi infinita, después de que ese idiota de Skeit la excluyera de algo que había descubierto ella, que más le tocó que; gozar.

Se encontraba tan feliz y emocionada que ya había culminado casi tres libros, no sabía cuánto tiempo había transcurrido, pero tenía el presentimiento que era bastante, el olor a hojas viejas le recordaron a su infancia, y como al ir a la biblioteca de ese cuarto pequeño y polvoriento de su casa, al que nadie iba, sola ella, pasaba sus mayores fantasías, sueños y realidades, de las cuales, aunque fueran en su cabeza, para ella eran reales. Solo tenías que colocar un poco de imaginación.

Todo iba en orden, hasta que cierto dios apareció por detrás de ella, un chico con suéter negro, el cabello del mismo color, pero cuando Edglynn voltea, notó que no era la persona que espero que fuera.

—¿Quien eres?...—Preguntó Misaki sin dejar de observar esos ojos verdes, tan...tan... Llenos de curiosidad, desamor... Solo se mantuvo ahí, inmóvil, esperando una respuesta rápida a su duda.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2021 ⏰

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