Me quedé un rato mirando la pantalla.
—¿Quién eres?
— Me lo tomaré como un sí.
Ese sarcasmos tenía que ser...
—¿Alek?
—¿Sí?
— ¿Se puede saber por qué tienes mi número?
— Es una historia muy larga de contar y no tengo tiempo, necesito que vengas a buscarme.
— ¿A buscarte?, ¿Dónde?
— Te paso la ubicación, coge mi coche. Es el todoterreno negro, tienes las llaves en mi cuarto.
— Vale...
Me dejó en leído.
Sin saber muy bien que estaba haciendo salí de mi habitación y me metí en la de Alek, al entrar me fijé en que estaba prácticamente vacía. Sólo había una cama y en frente un escritorio con un cuaderno y las llaves encima.
Abrí el cuaderno y vi varias frases escritas en ruso que por supuesto no entendí, también había un número subrayado, al fijarme vi que coincidían con los que había que meter en la puerta. Le hice una foto, cogí las llaves y salí de la habitación.
Al bajar por las escaleras, encontré al perro durmiendo delante de la puerta.
— Mierda— susurré.
Intenté pasar por su lado sin hacer ruido y justo cuando creí que lo había conseguido se despertó.
Empecé a correr por mi vida mientras el perro me seguía por detrás.
Abrí la puerta rápidamente y la cerré detrás de mí. Como correr no era lo mío me quedé un rato apoyada en la puerta, para recuperarme.
Llegué al garaje donde guardaban todos sus coches y empecé a buscarlo, el único problema era que todos eran de color negro y al ser de noche no los distinguía.
Cogí las llaves y le di varias veces al botón, vi unas luces al fondo.
Me metí en el coche y entonces me llegó otro mensaje de Alek, era la dirección.
Metí la llave y encendí el coche, hacía bastante que no conducía así que salí como pude y me dirigí hacia la dirección.
Llegué hasta una fábrica abandonada y no vi a nadie, cogí el teléfono dispuesta a mandarle un mensaje a Alek. Antes de poder hacerlo la puerta de atrás se abrió.
Nikolai entro y cerró la puerta con fuerza.
— Ah hola Maeve— me saludó.
—¿Hola? — lo miré extrañada— ¿ Dónde está Alek?
— Estaba detrás de mí— miró hacia la dirección en la que había venido.
Seguí su mirada y entonces vi a Alek subido en una moto siendo perseguido por dos coches.
Cuando estaba a unos escasos metros del coche saltó de la moto haciendo que se cayera al suelo y estrellara contra los coches que lo seguían.
Entró en el coche y me miró de arriba a abajo.
— ¿Llevas puesto el pijama?— dijo como si eso fuese lo más extraño de todo lo que estaba pasando.
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Eviterno
RomanceMaeve está acostumbrada a ir de casa en casa, debido a las múltiples veces que su madre se ha casado. Pero esta vez será diferente, ya que encontrará a alguien que le hará la vida fácil e imposible a partes iguales.