Capítulo 19

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MAEVE

Abrí los ojos lentamente, me dolía la cabeza. Miré a mi al rededor pero todo estaba a oscuras así que no se veía nada.

Estaba sentada en una silla de madera en el centro de una habitación, lo único que la alumbraba eran las llamas de una chimenea.

Me levanté con cuidado. En frente de mí estaba la puerta, la miré esperanzada. Fui a paso rápido y apoyé la mano en el pomo.

—Yo que tú no haría eso.

Escuché una voz conocida detrás de mí pero  no supe quién era hasta que no me di la vuelta.

Era el chico con el que estuve hablando en la fiesta de la piscina, Edmon.

Estaba apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa torcida y los ojos fijos en los míos.

Se acercó a mí hasta quedar en frente— Vuelve a sentarte—  me señaló la silla con la mirada.

Intenté buscar alguna forma de poder escapar pero no había ninguna otra salida a parte de la puerta de entrada.

Lo miré durante un momento y finalmente cedí. Me senté en la silla evitando su mirada, se acercó y se puso en cuclillas frente a mí.

— Es increíble que alguien como tú lo haya podido matar— se apoyó las manos en sus rodillas.

— ¿Qué?— dije desconcertada.

Se echó a reír.

— No te preocupes vamos a tener tiempo de sobra para hablar— miró el reloj que tenía en la muñeca.

— ¿Qué hago aquí?— me atreví a preguntarle.

Volvió a posar su mirada sobre mí— Pues verás— se puso de pie— el caso es que has matado a alguien importante para mí— empezó a nadar por la habitación.

— ¿Petrov?— levanté una ceja.

— Mi padre— aclaró— has matado a mi padre.

Abrí los ojos sorprendida.

— Pero...— fui incapaz de acabar la frase.

No sabía que decir.

— Si el imbécil de Lorcán nos hubiese avisado antes— apretó los puños'

— ¿Lorcán?

Se dio la vuelta como si por un segundo se le hubiese olvidado que estaba ahí.

— ¿Quién crees que dio el chivatazo?— sonrió.

Me quedé paralizada, no podía ser verdad, él no traicionaría así a su equipo.

— Mientes— le reté con la mirada.

— Me da igual que me creas o no— se encogió de hombros— eso no es lo importante, ya me encargaré de él más tarde.

— ¿Y que es lo importante?

— Tú— sonrió.

Tragué con dificultad.

— ¿De verdad creías que podías matarlo y continuar con tu vida como si nada?—negó con la cabeza mientras se reía.

En realidad ni yo misma había asumido el hecho de haber matado a una persona, como para pensar en las consecuencias.

— ¿Qué vas a hacer conmigo? ¿Matarme?— intenté sonar segura.

— No, algo mucho mas divertido.

Lo miré confundida.

Sacó un teléfono de su bolsillo— mientras estabas medio inconsciente le he mandado un video a Aleksander, está viniendo.

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