Capítulo 13

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Fuimos al café Montmatre, llevábamos varios días viniendo aquí.

El camarero se giró hacia nosotras y sonrió.

— ¿Lo de siempre?

Las tres asentimos.

Nos sentamos en la mesa del fondo, junto a una gran maceta en la que había un pequeño árbol plantado.

Poco después apareció el camarero con tres capuchinos calientes en una bandeja y los puso en la mesa.

— Gracias— le sonreímos.

Nos la devolvió y se fue.

Lo cogí entre mis manos y le di un sorbo, Evette hizo lo mismo. Me fijé en Thalía, se había quedado con la mirada perdida en el.

— ¿Estás bien?— apoyé mi mano en su hombro.

Ella reaccionó a mi contacto y me miró.

— Es Alan— suspiró— últimamente discuto por cualquier cosa con él.

Alan era su novio.

Evette dejó el capuchino en la mesa y puso su atención en ella.

— ¿Has hablado con él sobre cómo te sientes?

— Lo he intentado pero siempre me cambia de tema o volvemos a discutir— se apoyó en la mesa.

Evette y yo nos miramos a la vez y suspiré.

— Thalía, si has intentado hablar con él para arreglarlo y no te quiere escuchar entonces el problema es suyo. Tú has hecho lo posible.

Agachó la cabeza por un momento y entonces la levantó.

— Llevo un tiempo pensado en terminar la relación, siento que ya no nos hacemos felices.

Hubo un silencio y esta vez fue Evette la que habló.

— Si crees que es la mejor opción, te apoyaremos.

— Gracias— sonrió algo apenada

Le dimos un abrazo lateral cada una desde un lado.

Thalía hizo un gesto con la mano como para cambiar de tema.

— Bueno, hablemos de cosas más felices — se giró hacia mí— ¿Qué tal con Alek?— sonrió de lado.

La miré sin saber que decir—No sé, es Alek— me encogí de hombros— un día está cariñoso conmigo y al día siguiente distante.

Ambas sonrieron— Tú lo has dicho es Alek— Thalía continuó hablando— con la única persona que lo hemos visto comportarse así es con su madre— dijo con algo de pesar.

— ¿Vosotras la conocisteis?— me atreví a preguntar.

Esta vez fue Evette la que habló— Era una mujer increíble, nunca dejaba de sonreí y siempre le encontraba solución a todo— hizo una pausa— cuando murió, Alek estuvo mal durante mucho tiempo.

Thalía asintió con tristeza.

— Pero ahora está de mejor humor y sonríe más, estoy segura de que tú has ayudado en eso.

Una sonrisa se formó en mi cara al oírlo.

Seguimos hablando durante un tiempo que se pasó demasiado rápido para mi gusto.

Miré el reloj dándome cuenta de la hora.

— Joder que tarde— di un último sorbo rápido y me levanté.

Les di un beso en la mejilla— Nos vemos mañana — me despedí con la mano y salí corriendo por la puerta.

Al salir reconocí el coche de Alek aparcado en frente de la puerta. Estaba empezando a llover y las ventanillas se habían empañado, haciendo imposible ver el interior.

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