Tardamos poco en llegar a la mansión. Después de aparcar el coche, entramos por una puerta trasera que conectaba con el garaje.
Al subir vimos que había luz en la cocina.
— Espera aquí— me indicó poniendo su brazo delante de mí.
Le hice caso y me quedé quieta en el sitio intentando no hacer ningún ruido.
Se acercó sigilosamente y entró. Esperé durante unos minutos hasta que por fin Alek asomó la cabeza.
— Sube a mi habitación, ahora iré.
Giré sobre mis talones y subí por la larga fila de escaleras hasta llegar a su habitación, nada más entrar me llegó su olor.
Una sensación recorrió todo mi cuerpo, me senté en la cama sin saber muy bien que hacer. Tras un tiempo decidí tumbarme en la cama.
Me limité a mirar el techo hasta que escuché el ruido de la puerta. Me incorporé y vi a Alek.
— ¿Qué pasa?
— Era mi padre, quería hablar— se rascó la nuca algo incómodo.
— ¿A estas horas?— lo miré extrañada.
Él asintió.
— ¿Sobre qué?
— Sobre nosotros— se acercó— me ha preguntado si estábamos juntos.
— ¿Y qué le has dicho?— lo miré algo nerviosa.
— Que aún no— sonrió por un segundo.
— ¿Como se lo ha tomado?
Hizo una pausa dramática— Dice que mientras no hagamos cosas raras estando él en casa no pasa nada.
— ¿Cosas raras?— fruncí el ceño.
— Mhm— asintió.
— ¿Cómo qué?
Me miró incrédulo— ¿Es en serio?
Al ver que no le respondía suspiró.
— Sexo Maeve.
Noté como me sonrojaba— Oh, ya entiendo— bajé la mirada— pues no tiene que preocuparse por nada de eso.
Hizo un ruido intentando parecer ofendido— Me subestimas— se burló
Yo me limité a bajar aún más la mirada.
Se acercó y se sentó a mi lado, por un momento nos quedamos simplemente mirándonos, y entonces sonrió.
— ¿Qué?
— Nada, solo es que me acabo de dar cuenta de que me has hecho como siete preguntas en menos de dos minutos— se rió— has tenido que batir algún récord.
Le di un puñetazo en el brazo lo que hizo que su sonrisa se ensanchará.
— Ya se como llamarte.
— ¿Cómo?
— lyubopytnaya devushka— sonrió
— ¿Qué significa?
Se encogió de hombros soltando una risa a lo que respondí con una mirada asesina.
Se tiró encima de la cama y puso los brazos detras de la cabeza.
Me quedé mirandolo, seguía teniendo ojeras y su pelo estaba igual de desordenado que siempre. Se veía cansado.
Una sonrisa se formó en sus labios.
— Últimamente no duermo mucho— dijo como si me leyerá la mente.
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Eviterno
RomanceMaeve está acostumbrada a ir de casa en casa, debido a las múltiples veces que su madre se ha casado. Pero esta vez será diferente, ya que encontrará a alguien que le hará la vida fácil e imposible a partes iguales.