Trentatré

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—No tienes idea de cuanto me gustaría que hagamos el amor, bebé, pero no… No creo que sea favorable ahora —opinó Draco con su voz rasposa y carraspeó, quitando su mano del abdomen de su omega, alejándose un poco de este. 

—¿Por qué no? —cuestionó Harry haciendo un puchero, eliminando una vez más el ligero espacio entre ellos al recargar la cabeza en su hombro.

Draco sonrió de lado, acariciándole el cabello. 

—Porque si lo hacemos no aguantaré las ganas de besarte, y si bien ya me siento mejor del resfrío, no se me ha pasado del todo. Aún tengo la nariz tapada. No quiero transmitírtelo. 

El omega suspiró, desilusionado.

—Bueno… en ese caso, déjame cuidarte —mencionó, mirándolo a los ojos mientras llevaba una de sus manos a la mejilla de Draco para acariciarla despacio.

Sonriendo, el alfa tomo aquella misma mano y comenzó dejar suaves besos en el dorso de esta. Luego dejó que su boca se guiara hasta el pómulo del omega y plantó otro cálido beso allí.  

—Te amo, Harry —susurró Draco, más enamorado que nunca.

—Y yo te amo a ti, amor, más de lo que crees.

Y aquel fue el momento perfecto para unir sus labios en un dulce y sentimental beso lleno de amor, pero, por supuesto, no pasó. 

—Dray… ¿qué te parece si estrenamos la tina del lavado de nuestra habitación? Un relajante baño calentito en compañía de tu omega te hará bien y el vapor ayudara a destaparte la nariz, ¿qué dices?

—Me parece una excelente idea —dijo Draco, sonriendo.

—Perfecto, subiré a preparar el agua —anuncio, levantándose del sofá—. Oh… y Dray, por favor, no sigas bebiendo y fumando, al menos hasta que mejores. Eso no te ayudara… Tienes que beber agua. Mucha agua. No alcohol —le aconsejó, preocupado al ver el trago de Draco sin terminar reposado en la mesita.

—Si, lo sé, eso sólo fue porque estaba intranquilo, lo necesitaba. Pero ahora no te preocupes, haré todo lo posible para evitarlo. La abstinencia de tus labios es mucho peor y quiero recuperarme.

El omega esbozó una sonrisa, complacido.

—Así se habla, porque no se cuanto más pueda resistir sin tus besos —comentó, tomando entre sus dedos el vaso de licor de Draco con la única intención de llevárselo a la cocina y deshacerse del resto del contenido—. Oh, y mañana te quedarás todo el día conmigo, aquí, descansando —agregó poco antes de irse a la cocina.

—Es lo que mas me gustaría, Harry, pero no puedo quedarme —repuso el alfa, luego de levantarse y perseguir a su amado—. Estas no son vacaciones para mí, tengo trabajo.

—No me importa —objetó Harry, impasible, arrojando el alcohol en el fregadero. Abrió la llave del agua y se dispuso a lavar el vaso—. Te quiero conmigo. Al diablo tu trabajo, di que te vino el celo y ya.

Draco rió ante el rebelde tono de su omega. Pero la risa se hizo a un lado cuando pensó en eso; su celo.

—Mi celo… —murmuró el aludido de modo inconsciente, dejando su mirada puesta en cualquier punto. Buscaba recordar en que fecha estaban. 

—¿Qué pasa? ¿Falta poco para tu celo? —preguntó Harry, volteándose con curiosidad, mientras se secaba las manos con un repasador.

—No… bueno, algo.

—¿Cuándo?

—El mes que entra.

Sublime Dominación - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora