Quinta parte

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Cuatro meses habían pasado desde que Taehyung se había mudado solo y su madre no soportaba más tiempo sin poder darle un abrazo. Cada día le costaba más y más aguantar las lágrimas durante las llamadas, los mensajes de buenos días y buenas noches no eran suficientes y en las fotos que Taehyung le enviaba no llegaba a identificar si estaba bien o si su hijo necesitaba algo de ella.

—Estás demasiado flaco, Taehyung —insistió su madre con el ceño fruncido sin dejar de ver la pantalla del celular— ¿Estás seguro de que estás comiendo bien?

—Siempre he sido demasiado flaco, mamá —dijo en medio de un suspiro.

Detestaba cada parte de su anatomía, pero no podía hacer nada contra ello. En su adolescencia, el espejo se había convertido en su peor enemigo, un recordatorio constante de lo que era y lo que jamás podría ser. Veía como todos sus compañeros de clase se pasaban horas en el gimnasio en un intento por tonificar sus cuerpos, pero él jamás podría adquirir demasiado músculo, porque su contextura era diferente.

Entender que ser diferente no era algo malo fue un proceso que comenzó a sus diecisiete años pero que al día de hoy requería cierto esfuerzo recordarlo y aún más, aceptarse.

—Lo siento, es solo que me preocupo por ti —su madre sabía que había tocado una fibra sensible sin quererlo, pero no podía evitar preocuparse por él. Taehyung asintió despacio.

—¿Por qué no vienen a verme el fin de semana?

La cara de su madre se iluminó como un árbol de navidad. Taehyung había meditado la posibilidad de viajar a su hogar y ver nuevamente a su familia, los extrañaba tanto que en cierta forma tampoco le alcanzaban las videollamadas, pero descartó esa opción de inmediato.

Le había costado tanto tiempo acostumbrarse a su departamento que tenía miedo de dejarlo y que todo vuelva a ser como en esos primeros días. Claro está que la situación era completamente distinta, no solo por la presencia de Jungkook en su vida, sino también porque había encontrado su sitio en aquella gran ciudad.

La soledad que había sentido al comienzo desapareció gracias al empleado de la tienda de conveniencia que había aprendido su nombre, gracias al portero del edificio que lo saludaba con una sonrisa, a sus compañeros de clase con los que pasaba su tiempo libre en la biblioteca y a tantas otras personas que había conocido en los últimos meses.

El viajar a la ciudad había sido una de las mejores decisiones de su vida, no solo por lo feliz que era estudiando lo que le gustaba, sino también por haber salido de su zona de confort.

Se encontró a sí mismo sintiéndose pequeño, viendo cómo el mundo era un lugar enorme, con un sistema que funcionaba a la perfección sin detenerse por nadie. Comprender lo insignificante que era su ser fue un golpe que no esperaba, pero lo necesitaba. Era el impulso justo para seguir sus sueños y no detenerse por nimiedades, porque el tiempo era tal vez lo más precioso que tendría en su vida, y no podía perderlo.

—Tengo que comenzar a organizar nuestro viaje, es muy poco tiempo, yo... —su madre comenzó a moverse por la habitación completamente sumida en sus pensamientos. Taehyung se rió al verla.

—Pero si solo es un viaje de dos horas y ni siquiera tienen que pensar en el hospedaje.

Su madre lo ignoró por completo y finalizó la llamada unos segundos más tarde. Sonrió al pensar la locura generalizada que sería su antiguo hogar los siguientes cuatro días.


Taehyung 14:32 hs.

Invité a mamá a venir el fin de semana.

Duerme conmigo, por favor - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora