Novena parte

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Una semana después, nadie tenía dudas respecto del vínculo que tenían Taehyung y Jungkook. Las miradas curiosas de los vecinos dejaron de perseguirlos por el lobby del edificio al verlos tomados de la mano y los compañeros de clases de Jungkook pudieron ponerle un rostro a Taehyung una vez que el morocho cambió su foto de perfil por una de ellos dos.

Jimin y Agustina no hicieron preguntas tampoco, les alcanzó con interrumpir su sesión de besos no tan privada en el ascensor. Las bromas y los festejos no tardaron en llenar la pequeña caja metálica, finalizando el viaje en la planta baja con la promesa de una salida doble de parejas.

Ellos no querían ponerle un título a su relación, no lo habían hablado pero tampoco lo sentían necesario. Se limitaban a convivir siendo felices, compartir su tiempo y su vida con el otro.

Cada vez que tenían la necesidad de anunciarlo en voz alta, lo resumían en dos simples palabras.

—Estamos juntos —le dijo Taehyung a sus padres a través de una videollamada. Hyun y su madre comenzaron a gritar varias felicitaciones, demasiado emocionadas como para hacer sonrojar a la feliz pareja que estaba al otro lado de la línea.

—¿No lo estaban ya? —preguntó su padre, con confusión.

Les parecía una locura el hecho de no haberlo notado antes. Algunas noches antes de irse a dormir, intercambiaron sensaciones y sentimientos que habían atravesado en el último tiempo. Jungkook sintió que su corazón se estrujaba al pensar en cómo se debió sentir Taehyung al no recibir una respuesta de las cartas.

El castaño, por su parte, no podía evitar reírse cada vez que pensaba en los mensajes con piropos a modo de broma que había enviado. Aunque ahora podía admitir que no todo era broma, en aquel entonces no estaba dispuesto a admitirlo.

Para todos había sido tan claro, mientras ellos no habían querido dar nada por sentado. Por eso disfrutaban revivir los pequeños momentos que habían tenido, en los que ellos mismos se habían sentido demasiado expuestos con sus sentimientos.

Su relación no tenía título y no lo necesitaba para existir. Quizás en algún punto sí lo plantearían, pero esperaban que fuera de manera natural, que el día en el que alguno de los dos haga la propuesta, sea porque lo sentían de esa forma y no por la absurda necesidad de clasificar y etiquetar las cosas.

Taehyung y Jungkook eran de las personas que preferían dejar que las cosas sigan su curso, que todo fluya de manera orgánica. Justo como esa noche.

El castaño había decidido irse a la cama con un libro. Jimin le había regalado una novela romántica que estaba relativamente de moda y le hacía mucha ilusión leerla. Jungkook no compartía aquella pasión por los libros, pero adoraba pasar tiempo a su lado cuando él leía.

Si algo había aprendido Jungkook durante su convivencia con Taehyung, era que si se le prestaba la suficiente atención al joven, era tan fácil leerlo como a un libro abierto.

Él también era sencillo de leer en algún punto, pero en su caso, se debía a sus ojos. En cambio, Taehyung era extremadamente expresivo con su rostro, especialmente cuando una novela lo atrapaba por completo, aunque él no era consciente de ello.

Luego de cepillar sus dientes y acomodar sus cosas para el día siguiente, entró en la habitación y se recargó en el marco de la puerta, mirándolo atentamente. Taehyung se había sentado en el centro de la cama, había estado esperándolo para acomodarse junto a él entre las sábanas pero se había cansado de permanecer de pie.

Jungkook tuvo que reprimir una risa y las ganas de besar todo su rostro ante la ternura que le estaba produciendo. El castaño levantó sus cejas con sorpresa y acto seguido mordió su labio sin dejar de sonreírle a las páginas del libro.

Duerme conmigo, por favor - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora