Primera parte

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El sol comenzaba a ocultarse detrás de los edificios, alejando los cálidos rayos de sol de la plaza. Taehyung en verdad intentó ignorar el hecho de que la brisa era cada vez más fría y que las personas comenzaban a dispersarse rumbo a sus hogares, se negaba rotundamente a regresar. Leyó unas veinte páginas más de su libro, pero tuvo que detenerse a causa de que su cerebro estaba empecinado en recordarle que pronto tendría que abandonar su banca favorita para irse al sitio que se suponía debía llamar "hogar".

Taehyung definitivamente odiaba su departamento. Era amplio, demasiado blanco y con muebles pequeños. Todo le parecía ajeno, no lograba sentirse a gusto y jamás iba a poder acostumbrarse a ese silencio ensordecedor que tanto distaba de la casa de sus padres. Extrañaba escuchar a su madre tarareando canciones en la cocina, la música de su hermana pequeña, incluso los gritos de su padre viendo el partido con su hermano.

Tenía que admitir que no todo era horrible, después de todo podía ver con frecuencia a Jimin que vivía solo cuatro pisos debajo de él, pero la diferencia de horarios y el ritmo agitado de la ciudad hacía que fuera imposible coincidir muchas veces por semana.

Él no quería parecer un niño caprichoso ni un necesitado de afecto, porque realmente no es como si estuviera todo el tiempo solo, en la universidad también había conocido personas maravillosas, que, si bien era muy pronto para llamarlos amigos, disfrutaba de la compañía de ellos. El problema era su departamento, tan silencioso, vacío y solitario. Extrañaba tener alguien con quien hablar por la noche, contar cómo había sido su vida, reír con algún chiste sin sentido o simplemente estar en el mismo ambiente que otra persona, pero todo se reducía a no estar solo.

En medio de aquel divague, decidió que era buena idea pasar por la tienda y comprar provisiones, en parte porque quería retrasar todo lo que fuera posible su llegada al edificio, pero también porque era viernes. Al otro día no tendría que ir a clases y le apetecía beber alcohol para distenderse un poco y si tiene suerte, dormir profundo sin escuchar a su vecino llorar como de costumbre. Quería romper con aquella rutina al menos un día a la semana, lo necesitaba.

Al salir de la tienda aún no se sentía listo para regresar al departamento, entonces recordó que tenía una compra pendiente. Miró la hora en su celular y se apresuró hacia la tienda de maternidad en busca de su almohada para embarazadas.

***

Con una bolsa considerablemente más grande que él, no tuvo otra opción que caminar rumbo a la que se suponía que era su casa. A paso lento, pateando cada pequeña piedra que encontraba en el camino, Taehyung disfrutó el paisaje, rogando que su regreso se prolongue por tiempo indeterminado. Y es que su vecindario le agradaba bastante, pese a mantener el ritmo insoportable de la ciudad, al cual aún no se lograba adaptar, le gustaba estar cerca del campus universitario y tener diferentes tiendas cerca de allí.

La primera vez que entró a Google Maps le pareció una locura. Si bien había visto los negocios al pasar por allí, no tenía idea de que había tantos, tan cerca y por todas partes.

En su ciudad natal, lo que predominaban eran las casas de familia y los edificios de no más de cinco pisos. En el centro se ubicaban los negocios, salvo algunas excepciones ya que los vecinos abrían negocios para facilitar el acceso a quienes vivían en zonas alejadas.

En su nueva ciudad, todo parecía ser el centro.

Al llegar al edificio se encontró con su vecino de al lado en la puerta. Taehyung lo saludó animadamente y él le devolvió el gesto con una sonrisa tan auténtica como cansada. Al verlo con tantas cosas en las manos, el joven se apresuró para abrir la puerta con la llave electrónica y dejarlo ingresar.

Duerme conmigo, por favor - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora