Epílogo

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Jimin decidió utilizar las escaleras, después de todo, solo tenía que bajar un piso. Revisó los últimos mensajes que había intercambiado con Taehyung para asegurarse de tocar el timbre en el lugar correcto. Sin embargo, no hizo falta.

La alfombra de "Home, sweet home" frente a la puerta del departamento "C" le dio un claro indicio de cuál era el nuevo departamento de su pareja favorita. Claro estaba que la madre de Taehyung había dejado de tener incidencias en las decoraciones del castaño.

Jungkook abrió la puerta con una sonrisa, invitándolo a pasar. El lugar era notablemente más pequeño que el departamento anterior, pero no dejaba de ser suficiente para dos personas.

—Hasta que decidiste venir a vernos —le reprochó Taehyung mientras se acercaba a abrazarlo.

—Si venía antes corría el riesgo de que me pidieran ayuda para acomodar algo —se excusó el rubio con un leve encogimiento de hombros—. ¡Es muy bonito!

—Es mucho más cálido que el anterior, la decoración me gusta más, salvo algunas excepciones —murmuró el castaño mirando directamente a Jungkook. El morocho sonrió.

—Un amigo de la universidad me regaló una escultura de Chewbacca pero no le gusta demasiado —explicó.

Jimin siguió la mirada de la pareja, encontrando el personaje de Star Wars en el centro de la biblioteca, ocupando el estante más alto. El contraste de la escultura con los libros de romance juvenil color pastel y algunos funko-pop de los dueños del departamento era notable.

—Le dije que podía llevarlo a la habitación, pero Tae se despertó en mitad de la noche y se asustó, así que se quedó en el living —Jimin soltó una sonora carcajada, ganándose un golpe por parte de su mejor amigo.

Las cosas habían cambiado bastante durante los meses de primavera. Luego de formalizar su relación, Taehyung y Jungkook decidieron hablar respecto de qué harían con su convivencia.

La decisión de mudarse a otro departamento fue la más sencilla. Jungkook sintió cierta nostalgia al abandonar el octavo piso, después de todo fue allí donde se conocieron, pero estaba feliz con el que habían elegido.

Seguía siendo un lugar amplio y lo suficientemente cómodo para ellos dos, incluso tenía dos habitaciones separadas. Habían pensado que lo mejor era tener un lugar para las visitas, pero también para los momentos en los cuales necesiten su espacio propio.

Era la primera vez que ambos se sentían verdaderamente en su hogar. De a poco, el departamento comenzaba a cobrar vida con sus pequeños detalles adornando el lugar. Taehyung había colgado un calendario colorido detrás de la puerta de su cuarto, junto a los posters de películas de Jungkook.

La cocina estaba llena de artículos que jamás utilizaban pero eran tiernos a la vista, incluso compraron otro cucharón con forma de dinosaurio porque Jungkook había insistido en que era una compra necesaria.

La universidad le había otorgado la posibilidad de trabajar como pasante en una de las principales empresas proveedoras de internet de la ciudad, por lo que había podido renunciar a su empleo en el depósito. Su situación económica se había estabilizado e incluso podía darse pequeños lujos, como el haberle comprado pasajes a sus padres para que lo visitaran en su nuevo hogar.

A Jungkook le hacía ilusión que Taehyung conociera a sus padres, no solo porque era muy feliz con su pareja, sino también porque había imaginado muchas veces aquella situación, pero solo la veía posible en sus sueños.

Estaba feliz de sentir que finalmente había logrado avanzar. Su vida había encontrado el equilibrio que tanto había deseado. El hecho de haber encontrado personas tan buenas en la ciudad había sido un golpe de suerte, o quizás una jugada muy acertada del destino, pero también influía todo el esfuerzo que había puesto en sus estudios.

Taehyung se sentía igual de pleno que él. Había conseguido un trabajo de medio tiempo en una tienda cercana a su hogar y ya no sentía tanta presión al no depender al ciento por ciento de sus padres.

Su primer año universitario estaba cerca de llegar a su fin y había logrado sortear todos los obstáculos y aprobar todas sus asignaturas. Claro está que no hubiera sido lo mismo sin la compañía de los últimos meses.

El cambio de ambiente le hizo comprender la importancia de estar acompañado, no solo en el sentido romántico, sino también en la universidad o en el vecindario. Él siempre había valorado a sus amigos, pero nunca había podido dimensionar la importancia que tenían las personas que no eran tan cercanas a uno, pero que allí estaban.

Ese compañero de clases que te presta un bolígrafo o el profesor que te da palabras de aliento cuando tus calificaciones disminuyen un poco. La sonrisa de los dueños de las tiendas o los vecinos que te sostienen la puerta al ingresar al edificio.

Sin lugar a dudas su experiencia en la ciudad lo había cambiado, sentía un gran crecimiento personal dentro de él, principalmente porque había entendido lo importante que era saber que uno no estaba solo todo el tiempo.

Sí, es importante aprender a estar solo y ser independiente, pero aún así, nunca vamos a estar solos, porque la sociedad siempre va a estar a nuestro alrededor, recordándonos que somos parte de un sistema mucho más grande.

Taehyung había entendido que en la vida no todo era blanco o negro, también existían los grises. La soledad venía de la mano con la compañía, porque nuestra experiencia completa incluía a todas aquellas personas que pasaran por nuestra vida. Nunca estamos del todo solos, ni tampoco del todo acompañados.

El castaño se quedó mirando a Jungkook y a Jimin unos instantes. Ambos se reían y hablaban animadamente en el centro de la sala. El segundo amor de su vida al lado del tercero. En ese momento supo que no necesitaba nada más para ser feliz.

Porque la felicidad se construye día a día con pequeños momentos. Y junto a ellos, estaba seguro de que pasaría los mejores momentos de su vida.

Sabía que muchas personas dirían que era una locura haber tomado la decisión de convivir con su novio luego de tan pocos meses de relación, pero había aprendido a no escuchar los comentarios que no aportan nada bueno a su vida.

La relación entre ambos desde un comienzo había sido diferente, pero eso solo lo sabían ellos, porque cada departamento, cualquiera fuese la letra que lo adornara, era un mundo. Y el "C" del cuarto piso era su mundo.

Los jóvenes tenían tendencia a cometer locuras y esa era la suya. 

Duerme conmigo, por favor - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora