Capítulo 3

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El camino por el bosque era algo que ya sabía de memoria pues junto a mi padre, visitábamos a la abuela muy seguido. Sin embargo, esta vez el camino se me hizo eterno y comenzaba a sentirme muy débil ¿Qué sucedía conmigo?

Me detuve en el río que dividía la montaña de la ciudad y tomé agua suficiente para lo que faltaba de camino. Las imágenes de la casa en llamas y todas esas personas con esos símbolos raros no salían  de mi mente... despeje mi mente y seguí mi camino intentando buscar algo para comer.
Las última conversación con papá no dejaba de resonar una y otra vez.

Necesito que seas fuerte y que aprendas a cuidarte por ti misma, algún día tendrás que seguir tu camino y depender de ti y tus capacidades.

Puedo cuidar de mi misma, me repetí una y otra vez. El camino comenzaba a verse diferente y estaba realmente mareada

-Necesito comer -Dije en voz alta para nadie- Necesito comer sino terminaré inconsciente en el suelo...

Me senté un momento sobre una roca para disipar los mareos y respirar un poco, cuándo estaba lista para continuar vi un pequeño borrón dorado. Apunté con mi arco y disparé a lo que creí era una ardilla... esta ardilla era mucho más grande y con orejas largas.

-Lo siento mucho -Un par de lágrimas se escaparon de mis ojos- Cómo odio cazar... pero tengo hambre.

En una pequeña fogata logré cocinar aquella liebre que fue víctima de mi flecha. Estaba acostumbrada a comer con el mínimo de sazón pues cuando me iba de excursión con papá, él siempre decía que en algún momento se acabarían los condimentos que llevara en el bolso y se me haría desagradable comer.
Lo que sobró de la liebre lo guardé para la abuela.

La noche estaba cayendo y me sentía desorientada, ya no escuchaba el correr del agua y tampoco el cantar de los pájaros. Podía escuchar el latido acelerado de mi corazón retumbando en mi cabeza, nunca había tenido miedo del bosque pero...

Nesrin...

-Hay alguien aquí? -Estaba paralizada- Hola?

El oxígeno comenzó a faltarme y mis piernas a debilitarse, instintivamente llevé la mano al collar de papá. Todo se tornó negro.

-Tenemos que volver Kadiel -Un anciano de mirada cansada le hablaba- Hemos ganado y tenemos a la princesa.

El hombre rubio de ojos azules a quién habían llamado Kadiel, pareció enojarse

-Que tienen a quién?

Su voz era autoritaria y me hizo retroceder un par de pasos ¿Qué es este lugar? ¿Quiénes son ellos?

-Ella vino aquí, no podemos solo dejarla ir.

-Ella salvó mi vida -Kadiel lucia realmente enojado- No va a ser una prisionera.

-Es una princesa oscura Kadiel

-Puede ser el mismo Lucifer y seguiría pensando igual Agul, llévame con ella.

Fui expulsada de lo que sea que hubiera sido eso. Estaba tendida en el suelo con el collar en la mano, como si lo hubiera arrancado, cuándo volví a mirar el bosque, era el mismo. El sol apuntaba como si fuera mediodía y la pequeña fogata aún estaba apagándose. Cerré los ojos con fuerza sin creer lo que veía, hace un momento estaba oscureciendo y parecía haberme desviado del camino.

A la luz de las tinieblas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora