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You can't change the way I am

Harry terminó su trabajo, un pequeño artilugio de madera tallado torpemente, bastante diferente al original pero que pensábamos tendría la misma utilidad.

El rubio tomó el colgante— No pretendo ser arrogante, está muy bien hecho... —allí iba— Pero o cadena no era necesaria, de todas formas seguiría sin funcionar, no tiene magia.

—No jodas Sherlock —se lo arrebaté y giré el pequeño globo terráqueo.
Silencio, nada había pasado, como era de esperarse.

—Bravo —Draco aplaudió— ¿Y ahora qué?

Harry me miró sofocadamente, aparentemente sin una sola idea.

—Eh... —suspiró el de gafas.

—¿Habéis construido algo para no poder siquiera ni uti-

—¡Shh! —lo acalle repentinamente— Utilizaremos magia

—Alice, dios santo, llevas un año aquí. ¡No existe la magia en esta realidad! —exclamó exasperado.

—Cálmate chico —resoplé—, el tiempo que llevo aquí... Simplemente he intentado disfrutarlo, ¿vale?- De todas formas lo sé, "no hay magia" —hice comillas con los dedos—. O eso creía, he hecho avances, avances respecto a... magia sin varita.

Con los peligros de la guerra, en Hogwarts no llegamos a aprender el arte de conjurar hechizos sin la necesidad de una varita. Aunque muchos alumnos lo habían aprendido por su cuenta, en mi caso fue así.

Pero tras tantos años viviendo alejada de la magia, en el mundo muggle, mi habilidad había decaído. Y fue muy duro el proceso de recuperarlo, sin libros sobre ello y además con el gran cambio de una nueva familia. Y quizá porque temía que mi pasado se pudiese palpar con las yemas de mis dedos.

Temía la hora de volver, porque había vivido momentos preciosos junto a las March:

-Cocinar con Marmee increíbles cenas y seguramente disfrutarlas en compañía de esas mujeres.

-Dibujar con Amy a la luz del atardecer, pintando rojos y naranjas sobre la hierba verde.

-Aprender nuevos acordes junto a Beth y reír de como estos sonaban terriblemente mal.

-Escribir diálogos e historias contra la sociedad acompañada de Jo, para que estos luego fueran interpretadas en el pequeño club de teatro que teníamos montado en la casa.

-Charlar por horas junto a Laurie, sobre nuestras aficiones y quizá algún día ir al teatro.

-Las hermanas narrándome sucesos graciosos y leyendo cartas de su padre, luchando en la guerra y escuchando atentamente a Jo enumerar las razones por las que quería ir junto a su progenitor.

-Y oh, recorrer campos de trigales lejos de la ciudad y de el ensordecedor barullo de personas. Junto a esa chica, recuerdo un día en especial, ella llevaba un remendado vestido azul oscuro con colores desteñidos.
Me hizo recordar, recordar todo lo que hacía con Hermione y tuve que repetirme demasiadas veces "no es ella" para no abalanzarme a sus brazos...

Ojalá hubieses estado allí, fue... Genial —me dijo.

—Créeme me hubiese encantado... Oh, ¿de verdad le golpeó? —pregunte entre aquella conversación tan animada, mi estómago doliendo y los ojos cristalizados por la risa.

—Si, Jo es así, siempre metiéndose donde no la llaman —suspiró calmando sus atragantadas carcajadas.

—No se si te lo he dicho, pero... tienes la mejor familia del mundo —la sonreí, en cierto modo agradecida. Había sentido cosas que llevaba décadas sin sentir, alegría, por ejemplo.

—Lo sé, son todo lo que tengo —suspiró tranquila, luz amarillenta esparcida por todo su bello rostro. Aunque de pronto torció su gesto, fue tan leve y tan delicado que a penas lo noté —¿Tú... Tú piensas casarte?

La pregunta me golpeo fuertemente.

—Yo... Ehm... ¿Meg? —aunque la chica ya me miraba atentamente la llame igual.

—¿Ocurre algo? ¿Te he incomodado? ¡Lo siento! —se excusó avergonzada, sus mejillas se tiñeron de rojo. Sentí que nunca vería una obra de arte tan preciosa.

—No, tranquila... A ver, creo que es necesario que lo sepas, en una situación normal te diría que me puedes echar de tu casa, que estaría bien una vez lo supieras. Pero créeme, no me puedo permitir eso... —susurre cada palabra, mis pasos haciéndose más lentos entre los campos de trigales, el naranja haciendo acto de presencia en mi pálida piel.

Ella pareció asustada, pero pronto se calmó— Tranquila, puedes decírmelo. Tu "secreto" está a salvo conmigo —me dio una reconfortante mirada.

—¿Enserio? Wow... Pensé q- —hablé nerviosa, su mirada amenazante se posicionó en mi y tragué con una sonrisa inocente— Bueno, ¿recuerdas a Hermione, con al que... te confundí?

—Mhm —asintió atenta.

—Bien, pfft... Ella, ella no era mi amiga, bueno sí, en cierta parte —mordí mi labio inferior— Quiero que sepas, que no soy como... como otras esposas, como chicas que le rinden culto a un hombre

—Eso ya lo sabía, eres demasiado tosca como para dejar que te controlen —carcajeó.

—No me refiero a eso —elevé mi mirada a sus ojos, el color miel ahora en cierto modo rojizo— Quería a Hermione de una forma diferente a la que una amiga quiere a otra amiga, yo... Meg, yo estaba enamorada de ella.

Ya esta, lo había dicho. Y ella lo había comprendido. Su mirada se suavizó y sus labios dejaron atrás la amigable sonrisa, todo su rostro estaba neutro menos sus ojos, de alguna forma u otra sus ojos eran como una pizca de esperanza en un infierno oscuro.

Sentí que pasaron horas, y no puede aguantar su mirada más, sentía una presión en el pecho, una dolorosa. Culpa, culpa, culpa. Pero, ¿por qué?

Mis ojos se cristalizaron hasta que unos brazos me arroparon, firmes y mansos. Me dejé caer en su pecho, colapsando en el suelo, ella me siguió, acariciando mi cabello suelto.

—Está bien, está bien... Shh... —susurro en mi oído, suaves palabras que me hacían temblar más y más.

Estaba bien... Mi corazón pareció volver a latir.

Lloré en su pecho hasta que el sol se escondió por completo, ella me agarró de la mano y me llevo a casa. Me dejó en la habitación de invitados, mi cuerpo adormecido, seguramente todos en el hogar estuviesen dormidos, y yo haría lo mismo.

Caí en un precioso sueño al reposar en las finas sábanas, un sueño en el que...

—¡Alice! ¿Vas a lanzar el hechizo o...? —Draco se interrumpió en mis pensamientos.

—¡Oh! Eh, sí —me centre.

Y tan pronto como dejé atrás buenas memorias le di vida a aquel objeto, lo bendecí como alguna vez bendicieron mi corazón.

Y deseé que todo fuese bien.

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Después de tanto tiempo aquí esta, me gusto bastante este capítulo.

Espero que os guste y que tengáis buenas navidades, ¡estoy por poner el árbol! <3

A

your little promise | hermione & megDonde viven las historias. Descúbrelo ahora