Capítulo I

686 47 13
                                    


Sabine Dupaing Cheng tenía un espíritu fuerte. Cuando era joven, su terquedad fue un problema. La hija perfecta debía ser dócil y disciplinada, pero ella gustaba de jugar y divertirse, por lo que sus padres la aborrecieron. La golpearon día y noche, pero ella no bajó la cabeza ni una vez. 

Un día se sintió cansada de este trato y partió. No había muchas opciones para una niña huérfana. Subió a una carreta al azar y terminó en Shanghái, donde trabajó como sirvienta para una joven sing-song (chicas cantantes, una especie de prostituta)

La joven agitaba su abanico frente a sus sonrientes labios rojos y cantaba con una voz tan dulce como las frutas del mercado. Aún era una estrella en ascenso, por lo que solo la había contratado a ella y su casa no tenía decoraciones tan extravagantes. 

Aunque era un oficio prometedor, Sabine era demasiado torpe para aspirar lo mismo. Además, debido a que se ocupaba de las cosas más duras como cocinar y cargar las compras a casa, no tenía tiempo para cuidar de su imagen. Su piel se tornó morena y sus manos se cubrieron de cicatrices. Su cuerpo flaco no tenía ninguna gracia y su cabello parecía de estropajo. Ni siquiera un muchacho chino se fijaría en ella.

Aún así, un día conoció a Tom Dupain. Tom Dupain también era joven, pero era alto y robusto gracias a su trabajo en el puerto. Cuando vio a la delgada y pequeña Sabine cargar una pesada caja de melocotones (la fruta favorita de su ama) su corazón se conmovió y fue a ayudarla.

Y ellos hablaron, y esas palabras ahogaron sus corazones. Sin embargo, Tom era todavía un joven marinero sin fortuna. Se casaron y su único regalo de bodas fue el desamparo.

Sin saber a dónde ir, se mudaron a Nankín. El trabajo no fue tan difícil de conseguir, pero la paga era una miseria. Tom trabajó con toda la fuerza que pudo, pero su trabajo apenas solventaba los gastos de alimentación.

Luego Sabine quedó embarazada. Sus mejillas estaban hundidas y faltas de aliento, pero su espíritu seguía ardiendo. Con una barriga creciente, Sabine fue a trabajar también.

Con el propósito de asegurar el futuro a su pequeña, el trabajo no fue tan tedioso, y las piernas y manos quemadas por la cal y el sol en la construcción no fueron tan dolorosos.

Al ver a Sabine esforzarse trabajando en las construcción a pesar de su abultado estómago, la gente adivinó la pérdida de su hijo. Pese a eso, no hubo compasión. Los hijos de las mujeres protegidas (mujeres casadas con occidentales) estaban mejor muertos. Sin embargo, las predicciones fueron erróneas.

No había dinero para parteras, y no había ni un alma que se compadeciera de ella. El esposo estaba trabajando cuando se rompió la fuente. Sabine entró al baño con su caminar tembloroso. Corrió su sangre. En un instante se agachó, y después de largos minutos de esfuerzo, ese bulto sangriento se deslizó entre sus piernas y cayó al suelo frío.

Cuando Tom regresó, había un camino de sangre en el suelo. En una silla de mimbre estaba sentada Sabine con el bebe en brazos. La luz de una vela iluminó sus caras pálidas.

Y ellos pensaron: "que buena suerte tiene el bebe de haber sobrevivido."

Y ese bebe recibió el nombre de Marinette Dupain Cheng un 7 de junio de 1926.

...

Al parecer, la pequeña Marinette era una especie de amuleto de la suerte. Después del nacimiento, las cosas fueron mejores. Tom y Sabine juntaron sus ahorros y abrieron una panadería. Al comienzo fue realmente difícil, pero el tiempo demostró que valía la pena.

No había muchos clientes, pero eran suficientes para que los padres dejarán los otros trabajos. Con el tiempo, el olor del pan francés inundó las calles. Incluso la gente que no aceptaba la relación interracial fue atraída por el aroma de otro continente.

A Falta de Hilo Rojo [MariGamiAU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora