HAY UNA MOSCA EN MI PASTEL

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Dos semanas.
Cero llamadas.
Cero mensajes.

Mikasa estaba muy triste pensando en su situación sentimental, una parte de ella pensaba que tal vez, solo tal vez algo importante retenía a Levi y por eso no se comunicaba con ella, por otra parte una espina molesta punzaba su corazón.

Recordaba claramente su despedida, esa ultima vez que se vieron.

Ten una buena vida Mika.

Ten una buena vida, ¿Que carajos quiere decir eso?— distraída se colocaba el delantal de servicio para atender a algunos clientes que ya se hacían lugar en su Café, eso le gustaba mucho, el trato con las personas, el ser de apoyo para su negocio.

Estaba tomando ordenes muy ensimismada en su tarea cuando una presencia masculina la tomo por sorpresa.

De todas las personas en el mundo jamas penso que precisamente él se fuera a parar a su local, no sabia como sentirse pero bueno, un cliente es un cliente.

—Miki cuanto tiempo!! — un chico castaño, bastante alto y guapo sonrió saludando muy cariñoso a la mujer.

—Hola Marcel— ella le correspondió el abrazo con cierto rubor en el rostro, le apenaba verlo, Pieck y ella le hicieron la ley del hielo por culpa de Porco, al fin y al cabo son hermanos.

El le explicó que andaba por la zona ya que trabajaría 6 meses mas en el museo de arte contemporáneo de Liberio, su plazo se había extendido por unas muestras que necesitaban repararse.

Ella sonrió con orgullo, sabía que el es el mejor restaurador, y no es exageración, a Marcel realmente le gusta su trabajo y tiene dotes para ello. Sin pensárselo y animada por la buena onda del muchacho se sentó junto a el a desayunar, las horas corrieron como agua y cuando ambos se dieron cuenta ya estaba pasando el almuerzo.

—Miki que pena contigo, te estorbe mas de medio día, muchísimas gracias por el desayuno— le dijo Marcel levantándose para caminar hacia la salida.

—Me la pase muy bien Marchellino— y soltó una carcajada al recordar el mote chistoso de su infancia. —Aunque prácticamente seamos enemigos de frente, deberías pasar nuevamente, el desayuno es gratis— finalizo dandole un abrazo a su amigo.

Marcel hizo una mueca chistosa y le correspondió el abrazo muy efusivo — Voy a tomarte la palabra Miki Chiki— fue su turno de devolverle el cariño de antaño.

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Dos horribles semanas han pasado, me siento exhausto, tengo mas ojeras de lo común y el estomago y el corazón me duelen.

THE TUXEDO CLUBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora